Carlos Reinoso, uno de las leyendas más recordadas del Club América, recientemente habló sobre su adicción a la cocaína, revelando que consumía hasta 20 “pases” para lograr bajar los efectos de otras drogas como el alcohol; sin embargo, este no es el único deportista exitoso recordado por su lucha contra las adicciones.
El consumo de drogas siempre representa una modificación al sistema nervioso y a la percepción de la realidad, en deportistas, el consumo excesivo de ciertas sustancias como la cocaína puede generar alteraciones al cuerpo como la disminución del cansancio, provocando un mejor rendimiento, pero también puede ocasionar problemas respiratorios, desajustes neuroquímicos y problemas cardiovasculares.
Otras drogas como el alcohol, generan problemas en la coordinación, en la concentración y en la atención de las personas, por ello es recomendable que los deportistas de alto rendimiento eviten este tipo de sustancias para evitar caer en adicción.
Actualmente, hay figuras del deporte que se han visto vinculadas con el consumo de sustancias prohibidas, unos con el objetivo de mejorar su rendimiento en competencias y otros como consecuencia de una vida de libertinaje y descontrol como el caso del futbolista más famoso de todos los tiempos, Diego Armando Maradona.
El futbolista argentino dio positivo por cocaína en marzo de 1991. En su libro autobiográfico “Yo soy el Diego”, se confirmó que los primeros contactos del astro del futbol con esta droga se dieron durante su estancia en el FC Barcelona.
Mientras militaba en Boca Juniors, Maradona volvió a dar positivo por cocaína, dando lugar a su pelea contra esta adicción, para el año 2000, invitado por Fidel Castro, Diego se recluyó en una clínica de desintoxicación en la Habana, pero esto no fue suficiente para que el futbolista dejara aquellas prácticas.
Otro caso famoso es el de Mike Tyson, quien confesó que, siendo un bebé, sus padres le daban alcohol y que su primera línea de cocaína la probó a los once años. En su biografía, Tyson aceptó haber falsificado sus exámenes de orina para pasar las pruebas de dopaje e inclusive reveló que llegó a consumir algunas sustancias antes de salir al encordado.
Esta situación le provocó una serie de altibajos en su carrera tras brillar en los 80 y mediados de los 90, llevándolo a visitar la cárcel. Las principales adicciones del boxeador eran la cocaína, el alcohol y el sexo. Tras someterse a rehabilitación y mantener una dieta estricta logró volver a subir al cuadrilátero en 2020 y confesó que el uso de la marihuana le ayudó a dejar sus adicciones atrás.
René Higuita, guardameta colombiano, fue otro de los futbolistas que no pudo escapar de las tentaciones de la droga. En el año 2004 dio positivo a dopaje cuando jugaba en el Aucas de Ecuador. Higuita era íntimo amigo del famoso narcotraficante Pablo Escobar e inclusive lo llegó a visitar en prisión. Actualmente está rehabilitado y es entrenador de porteros en el Al Nassr FC, de Arabia Saudita.
En México, el único futbolista que ha sido suspendido de forma definitiva tras dar positivo por dopaje fue Salvador Carmona. En 2005, mientras se jugaba la Copa Confederaciones, él y Aarón Galindo resultaron culpables por uso de norandrosterona. Sin embargo, un año después Carmona volvió a dar positivo en otro control de sustancias, razón por la cual el Tribunal Arbitral del Deporte lo suspendió de por vida.
La historia de Lance Armstrong es una de las más conocidas. En 1996, a sus 25 años, fue diagnosticado en una etapa avanzada de cáncer testicular; el estadounidense se terminó recuperando de esa enfermedad y acto seguido ganó 7 Tours de Francia consecutivos.
Tras las hazañas fue acusado en diversas ocasiones de doparse, aunque siempre pasó las pruebas de narcóticos. En 2013, Lance admitió el uso de diversos esteroides para mejorar su rendimiento, por lo que le fueron retirados sus títulos.
