
Buscando mantener el mismo precio al consumidor, sin tener que perder ganancia, muchas empresas han comenzado a aplicar la llamada reduflación, un mecanismo mediante el cual los clientes absorben los costos de la inflación, pues siguen pagando lo mismo, pero reciben menos cantidad de lo que compran.
Se trata de un mecanismo ocupado por las empresas que distribuyen algún tipo de alimento o producto empacado, con el cual buscan aminorar los efectos de la inflación para ellos y dejarle la mayor carga al consumidor.
Actualmente, México tiene una tasa de inflación anual de 7.91 %, demostrando que las estrategias implementadas por el gobierno federal han sido insuficientes para contener el fenómeno inflacionario y controlar los precios de los productos de la canasta básica.
Es por ello que las empresas buscan quedar bien con sus clientes, supuestamente manteniendo sus mismos precios, pero en realidad le están quitando producto al cliente, sin que se le informe adecuadamente de esta práctica.
Hay varias formas de aplicar la llamada reduflación, pero de acuerdo con la economista Philippa “Pippa” Malmgren, que fue la creadora de dicho término, se puede definir cuando un producto disminuye su tamaño, su cantidad o el número de unidades que se venden en un mismo envase sin que esa reducción repercuta en una bajada de precio.
En México y otros países esta práctica es legal, pero se le debe de informar al consumidor de forma clara, situación que a veces es utilizada de forma engañosa por las empresas, ya que disfrazan esta reducción del producto y en los precios que manejan.
Por ejemplo, es muy común que hoy en día veamos envases de múltiples tamaños de algo muy consumido en México como son los refrescos; sin embargo, las empresas buscan disfrazar la regulación con promociones, pues ofrecen un refresco de 1.75 litros diciendo que era el de 1.5 litros con más contenido, pero en realidad te cobran el precio equivalente al refresco de 2 litros.
Otro caso que es muy común es con algunos detergentes y limpiadores líquidos, los cuales ofertan dos presentaciones del mismo producto, con igual precio, pero distinto contenido, haciendo que la gente se lleve aquel que tiene más, creyendo que se trata de una promoción, pero en realidad están colocando el artículo a un precio real.
Otros productos que suelen ajustarse a este mecanismo sobre el papel higiénico, el cual suele recurrir a la disminución de hojas en cada rollo para hacerle creer al cliente que siguen pagando el mismo precio por la misma cantidad de rollos, aunque realmente están recibiendo menos.
En el ámbito de los productos de belleza, algunos shampoos y acondicionadores disminuyen su producto al pasar de 1 litros a 980 mililitros o menos, sin hacer un ajuste en el precio, pero manteniendo el mismo tamaño de la botella que cuando daban más producto.