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En recientes semanas el presidente de la República propuso que las aerolíneas extranjeras realicen cabotaje, es decir, puedan operar vuelos de conexión entre destinos nacionales. ¿Qué implicaciones tiene y porque la oposición está tan enojada?
El cabotaje aeronáutico es el transporte entre dos puntos de un mismo país, actualmente está prohibido para empresas extranjeras, es decir, una aerolínea extranjera no puede establecer una ruta comercial interna, por ejemplo, Puebla-Cancún, solamente se le permite aterrizar y despegar en un aeropuerto nacional si su origen o destino es internacional. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel envió una propuesta para modificar la Ley General de Aviación Civil y Aeropuertos que permitiría la participación en el mercado nacional de empresas extranjeras.
En realidad, desde 1944 con el Convenio de Aviación Civil de Chicago, México y otros 53 países ya se habían comprometido a una política de “cielo abierto”, es decir, que en ejercicio de la libre competencia, las empresas locales de cada país compitieran con las extranjeras. Sin embargo, durante el periodo económico de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) (1950-1970) se adoptó una política proteccionista para fortalecer a las empresas nacionales y se prohibió que las empresas extranjeras operaran rutas domésticas.
En los años noventa, ya en el periodo neoliberal, se privatizaron las aerolíneas propiedad del Estado, años más tarde, fueron los empresarios privados los que ineficientemente las llevaron a la quiebra, destacan el caso de Mexicana de Aviación, Interjet y el día de ayer Aeromar. La desaparición de estas empresas llevó al mercado de la aviación a un oligopolio, sólo 4 aerolíneas (Volaris, Viva Aerobus, Aeroméxico y Magnicharters) controlan el 98.5% de los pasajeros, sólo las dos primeras transportaron el año pasado a 33.3 millones de personas.
Los oligopolios son estructuras de mercado en donde las empresas imponen precios y cantidades de productos, en el caso de las aerolíneas, las rutas. Por tanto, tenemos el día de hoy congestión en rutas bastante lucrativas y olvido en rutas menos rentables, por ejemplo, la ruta Colima-Ciudad de México solo la cubría Aeromar y hoy en día ya no hay vuelos directos. Esto genera precios altos y pésimos servicios en detrimento de los pasajeros. La Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) reporta que después de CFE, las empresas con mayores denuncias son Volaris, Viva y Aeroméxico. Demoras, cancelaciones y sobreventa son las prácticas comunes que con el mayor cinismo realizan estas empresas para obtener beneficios económicos extraordinarios.
La consecuencia más importante es la baja conectividad aérea del país. La conectividad es un indicador que mide la disponibilidad del servicio aéreo entre destinos y se calcula a partir del número de asientos disponibles en función del tamaño de la población y el Producto Interno Bruto; la fiabilidad de los vuelos; la frecuencia y las conexiones. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) calcula la conectividad de los países a partir de índices. De acuerdo con los datos de 2021 (último disponible) aunque México es el país de América Latina con mayor número de vuelos, cuando se comparan con el tamaño de la población y la economía, nuestro país baja a los últimos lugares a nivel mundial como se muestra en la gráfica 1.
Elaborado con datos de IATA (2021)
Se destaca que Países caribeños como Barbados y República Dominicana o centroamericanos como Panamá y Costa Rica, mucho más pequeños que el nuestro, tienen mejores niveles de conectividad. Por estas razones, se hace muy necesario que las aerolíneas extranjeras puedan cubrir rutas entre destinos nacionales y compitan con el oligopolio actual.
Dado que ya no hay aerolíneas públicas y todas son privadas e ineficientes no hay justificación para seguir una política proteccionista que está deteriorando el bienestar del consumidor.
La apertura deberá hacerse de forma ordenada para que el Estado regule adecuadamente la participación de las empresas extranjeras, se cubran rutas que hoy están olvidadas, se rompa con el oligopolio, los vuelos bajen sus precios y se aumente la calidad de los servicios. Claro que significa que las aerolíneas actuales pierdan mercado y con ello disminuyan sus beneficios, pero ¿qué eso no es el libre mercado que pregonan los neoliberales?
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
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