Con el ritmo de vida actual, se ha vuelto cotidiano que las personas sean cada vez más propensas a episodios de estrés y fatiga, reconociendo a estos problemas como algo inherente de la vida. No obstante, parte de esto puede deberse a la alta demanda de esfuerzos y energía que se da en los espacios laborales de los que formamos parte.
Lo anterior ocurre por las dificultades implícitas del trabajo o las condiciones de convivencia y desarrollo que se dan en él, pero también se deben tomar en cuenta los peligros que conlleva nuestro empleo en el día a día.
El empuje y la tensión con jefes, competencia en el ámbito laboral, temor a ser despedidos, situación contractual o un sueldo que no va a acorde a las exigencias son los puntos más frecuentes para causar estrés en los trabajadores y, si bien puede darse en muchos empleos, hay unos que destacan mayormente en este sentido.
En el área de la salud es algo habitual que los médicos de emergencias estén expuestos a situaciones y contextos estresantes. Se trata de labores como atender a pacientes con lesiones graves o enfermedades terminales, tomar decisiones rápidas, urgentes y precisas bajo la presión de saber que una vida depende de ello, además de las largas jornadas.
Los pilotos de aviación comercial tienen en sus manos la gran responsabilidad de llevar con bien a cientos de pasajeros en un medio de transporte que, si bien puede resultar más seguro que un automóvil, no está exento de dificultades. En esto se incluye la constante de afrontar situaciones agotadoras en lo físico y mental, entiéndase problemas técnicos, condiciones climáticas adversas y emergencias en vuelo, casi todas, instancias fuera de su control.
Los bomberos también deben hacer frente a emergencias que pueden terminar con su vida en cualquier momento, pues se sabe que una mala maniobra en medio de un lugar en llamas puede ser letal para un individuo o un equipo completo. Rescates alejados del fuego y emergencias médicas también son usuales en sus carreras. La combinación de estos factores también es una “bomba de tiempo” para desarrollar altos niveles de estrés.
Manejar horas y horas en busca de servicios es el común denominador de quienes se dedican a ser taxistas. Los conductores de unidades pueden pasar horas bajo el sol abrasador, en medio del tráfico, con cuotas bajas y demasiados requisitos para operar, aunado a estar expuestos a la delincuencia para poder conseguir pasajeros, a quienes luego deben llevar seguros a su destino.
En los trabajos modernos, ser community manager se ha convertido en una profesión de alta demanda, pues muchas empresas buscan darse a conocer en los nuevos medios digitales. Sobre ellos recaen múltiples responsabilidades como desarrollar e implementar campañas publicitarias, creación de contenidos, posproducción de video y fotografía, además de coordinar y vigilar el desempeño en redes sociales de los clientes. Todo esto bajo constante presión de aumentar números y entregas en tiempos determinados.
Otro más es el de repartidor de aplicación, toda vez que los conocidos “deliverys” tienen que moverse rápidamente para recoger y entregar pedidos que, si demoran, pueden costarles sanciones por parte de las aplicaciones en las que laboran. Por otra parte, los comensales que esperan sus alimentos no siempre son amables, más los restaurantes que pueden tardar en la entrega de comida, causando más retrasos. Otro factor es el constante peligro de manejar una moto o bicicleta, pues no siempre se tiene consideración con estos medios de transporte y, en un accidente, no hay ningún respaldo para su seguridad o cobertura médica.
Algo común entre estos trabajos es la necesidad de decisiones difíciles, rápidas y bajo mucha presión, en las que también se debe convivir con personas que, en ocasiones, se comportan de manera hostil, dificultando la labor.