Hace solo una década, la radio se consideraba como un medio de comunicación condenado a la extinción dado que el formato tradicional ya no era atrayente para nuevos públicos; sin embargo, el salto al internet brindó una nueva oportunidad de proponer contenidos, aunque los requisitos para poder encabezar un programa en un formato de audio pasaron a ser casi nulos.
En su apogeo, la radio fue un importante avance que permitió el desarrollo de tecnologías posteriores como la televisión, el internet inalámbrico o el radar. Gracias a sus aportaciones la UNESCO y la Asamblea General de las Naciones Unidas decidieron declarar el 13 de febrero como el Día Mundial de la Radio.
Actualmente, la información y el entrenamiento visten casi todo el panorama radiofónico, por lo que resulta prácticamente imposible imaginar este medio sin un contenido informativo, aunque también prevalecen las estaciones de música, pero la radio dio un gran salto en la última década con la llegada de los podcasts.
Para ser locutor de radio, comentarista o cronista en México era necesario e indispensable contar con la “Licencia de Locución” que expedía la Dirección General de Televisión Educativa (DGTVE). Los principales requisitos eran contar con un grado de estudios a nivel bachillerato, además de aprobar una serie de exámenes de conocimientos generales, así como de ortografía, redacción, geopolítica, geografía, historia, idiomas e inclusive buena pronunciación y articulación de palabras frente al micrófono con el cual se lograba obtener la licencia tipo A.
Posteriormente, solo se requería una carta de la emisora interesada en emplear a un locutor o comentarista para que se le expidiera la licencia oficial. Para 2016, el Diario Oficial de la Federación publicó un decreto en el que el trámite del certificado de locución es derogado y se retira de las atribuciones de la DGTVE la de “expedir licencias de locutores, cronistas y comentaristas de la radio y televisión”.
Actualmente no se requiere de ningún tipo de licencia o certificado para ejercer profesionalmente como locutor, aunque es necesario tener una serie de habilidades y talentos para mantener una transmisión en vivo.
Con internet, el concepto de radio tradicional quedó desplazado y dio origen a las radios en línea y otros formatos como el podcast, que fue una de las primeras alternativas a la radio en alinearse con los requerimientos tecnológicos y que a la par, brindó una amplia variedad de contenidos que son distribuidos en capítulos o programas completos.
Estos pueden ser grabados en diferentes formatos, siendo los más comunes, entrevistas entre invitado y presentador y grabaciones individuales donde el o los presentadores comentan sobre un tema específico, sin necesidad de tener una formación profesional.
También hay otros formatos como las transmisiones en vivo que los programas de radio emiten tanto en su página web como en redes sociales, un ejemplo: Facebook. En este caso el oyente tiene la opción de convertirse en espectador ya que las transmisiones también son en formato de video.