Con una economía tan volátil donde la inflación provoca constantes aumentos en los precios de la canasta básica, muchos mexicanos han visto pasar por su mente la idea de sembrar y cosechar las frutas o verduras necesarias para alimentar a su familia, incluso en las ciudades, a través de los famosos huertos urbanos.
Pero estos huertos urbanos podrían ser en realidad un espejismo, pues si bien pueden llegar a ser autosustentables, requieren espacio, dinero y, sobre todo, más tiempo del que muchas personas creen para que pueda ser capaz de alimentar a una familia promedio de cuatro personas.
Por ejemplo, el primer mito es que un huerto urbano en una azotea o en una jardinera, puede ser capaz de plantar verduras de consumo cotidiano como puede ser el chile, jitomate, cebolla, entre otros, suficiente para hacer la comida casera de la familia.
Pero en realidad se pasa por alto que los huertos autosustentables requieren de por lo menos 3,000 a 5,000 metros cuadrados de tierra fértil para poder plantar diversas plantas de distintos frutos que permitan abastecer las necesidades básicas de una familia pequeña.
Por ejemplo, una familia que consume un kilo de jitomate al día para preparar alguna sopa, salsa u otro guisado, requeriría por lo menos de siete plantas en su huerto urbano, además, una vez plantadas y correctamente cuidadas, tendría que esperar cuatro meses para empezar a ver frutos.
Ahí es donde entra otro de los mitos, pues los huertos urbanos no son de generación espontánea y es que la mayoría de las verduras que se consumen de forma cotidiana requieren un largo periodo para su cosecha.
Por ejemplo, la cebolla requiere aproximadamente de cuatro meses y medio para ser cosechado, el chile entre dos y tres meses, la lechuga aproximadamente dos meses y medio, la zanahoria puede tardar hasta tres meses y medio, el maíz tarda de cuatro a seis meses y solo es por temporada.
Retomando el ejemplo de los jitomates, una planta puede dar aproximadamente de siete a ocho jitomates, pero cuando el agricultor es inexperto o no tiene los cuidados necesarios, el fruto podría ser menor y con ello bajaría el rendimiento de cada planta.
Para tener un huerto saludable, siempre será necesario comprar abono, insecticidas, vitaminas y mucho tiempo para mantener la tierra fértil y que las plantas sean capaces de producir la cantidad de frutos necesarios.
De acuerdo con algunas organizaciones especializadas en la promoción de huertos urbanos, este modelo tiene más éxito cuando se promueve y se genera en una comunidad, donde más de una persona esté dispuesta a hacer el esfuerzo necesario para poder aportar algo a su vecindario.
Un modelo exitoso se basa en que una sola persona se dedique al cultivo de un solo fruto, es decir, cultivar jitomates y después intercambiarlos con mi vecino que cosecha cebollas o con el que cultiva los chiles, pues esto permitirá que el espacio disponible en un hogar se concentre en una fruta y no en varias.
Una forma más sencilla de promover los huertos urbanos sería a través de una estructura de gobierno que en verdad ayude a las personas de las zonas urbanas a interesarse en la agricultura y en el autoconsumo, además de proporcionar herramientas básicas para esto.
De otro modo, decidirse por instalar un huerto urbano sin contar con el tiempo, espacio y dinero suficiente, podría resultar en más pérdidas que en beneficios, además no tendría ninguna repercusión como medida de ahorro ante el aumento de precios por la inflación.