Si para el próximo 14 de febrero estás en búsqueda de pareja, es probable que te hayas interesado en el uso de aplicaciones que te conectan con gente en la misma situación. Debido a la alta afluencia de personas que se da en estos espacios digitales, ahora también son blanco para los fraudes, ya sea para robos directos o sustracción de información privada.
Tinder, Badoo, Parejas de Facebook, XO, Grindr o Bumble, son las que más han ganado terreno en los últimos años, ya que aquí los jóvenes buscan personas con las que puedan compartir intereses, pero ahora también cargan con peligros.
Algunas, como Tinder, cuentan con más de 100 millones de descargas en Play Store de Android, dando lugar a los ilícitos. De hecho, Netflix sacó un documental sobre un estafador con modus operandi en esta aplicación, pero ¿cómo se dan? Hay varias formas, la mayoría consisten en interacción desde perfiles falsos, esto con el objetivo de que se hagan encuentros personales o depósitos en efectivo.
Las personas que solo buscan interacción en la plataforma pretenden ganar la confianza de su víctima, principalmente mostrándose muy abiertas a una posible cita. Para generar sensación de seguridad, los estafadores usan fotos de gente con apariencia atractiva, inclusive del extranjero, y pasan días platicando, contando historias privadas y hablando detalladamente de sus vidas con dudosa veracidad, esperando a que la otra persona responda de igual manera para, posteriormente, proceder a hacer peticiones.
Lo más común es que se pida dinero para poder verse en persona, ya que la pareja en cuestión vive lejos, pero también con argumentos de que se tiene una emergencia en la familia o una situación económica difícil. Si se logra el objetivo, la persona estafada es bloqueada, impidiéndole así cualquier reclamo y perdiendo toda comunicación con el ladrón. A esto se suma que las fotos usadas por el ciberdelincuente, casi con seguridad, pertenecen a alguien más, lo que se conoce como “catfish”.
Otra forma, una de las más peligrosas, es que, tras varios días de conversaciones íntimas, se plantee un encuentro personal para entablar una relación más formal y, en este, se dé un secuestro exprés.
En cuanto al robo de información, también hay varias modalidades. Una es que, después de charlar y afianzarse, el delincuente empiece a pedir datos personales cada vez más específicos, en los que se suele incluir claves bancarias o documentos de identificación. Como consecuencia, hay personas que reportaron notificaciones de préstamos y créditos bancarios a su nombre, pero que ellos no solicitaron.
Esta información también sirve para suplantar identidad, incluso dentro de la misma página de citas.
Finalmente, hay quienes proponen llevar la plática a otros sitios, por lo que mandan enlaces para redirigir. Esto hace que se descargue un virus para poder sustraer información personal, entiéndase fotos, videos, documentos, contraseñas y datos financieros, con los que se roba dinero de sus cuentas o se piden créditos con identidad falsa, dejando deudas a las víctimas.
Ante esto, hay recomendaciones para detectar perfiles falsos y no caer en sus fraudes. Por ejemplo, si la persona que mostró interés pide con insistencia cambiar de plataforma, enviando enlaces a otros sitios de legalidad incierta, se debe hacer caso omiso. Otra señal de peligro es si no se muestra abierta a exhibir su voz, su cara en tiempo real o a tener encuentros personales. Por otra parte, si el “ligue” parece tan fácil, es probable que sea un engaño, pues con poca frecuencia se ve a gente que empiece a mostrar afecto en corto tiempo.
Para otras circunstancias, tampoco se debe caer en enlaces que hayan sido enviados, siempre procurar que las historias o detalles que se nos cuenten sean coherentes y fiables y, finalmente, bajo ninguna situación, mandar dinero a desconocidos.