Los lavaderos de Almoloya, sitio histórico en el que no había clases sociales

Los lavaderos de Almoloya, sitio histórico en el que no había clases sociales

Foto: Enfoque

Será a finales de febrero de este año cuando la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia permitan la reapertura al público de los tradicionales lavaderos de Almoloya, ubicados en el barrio de San Francisco, pues son uno de los últimos vestigios de la Puebla revolucionaria.

 

Aunque se encuentran en la llamada ciudad original, pues el barrio de San Francisco fue uno de los primeros asentamientos tras la fundación de Puebla, los lavaderos de Almoloya en realidad tienen poco menos de un tercio de la antigüedad que tiene la fundación de la ciudad.

 

Mientras que la ciudad de Puebla fue fundada en el año 1531, los lavaderos de Almoloya fueron construidos hasta 1863, por lo que en este 2023 están cumpliendo 160 años de existencia, ocasión propicia para reconocer la importancia histórica de este vestigio.

 

Tiene una importancia arquitectónica debido a que el lugar en el que está forma parte de las primeras construcciones en el barrio de San Francisco, que posteriormente fue adaptada para albergar unos lavaderos comunitarios.

 

Este lugar fue elegido debido a que por ahí pasaba un remanente del manantial de Almoloya, el cual se alimentaba del río San Francisco, que fue entubado para permitir la construcción del hoy Bulevar 5 de Mayo.

 

 

Los lavaderos de Almoloya tienen una importancia arquitectónica y también social, pues se considera que en este lugar se rompieron las barreras de las clases sociales de esa época: aquí se lavaba por igual la ropa de la gente de clase alta y la de los trabajadores más humildes.

 

La lejía que utilizaban las lavanderas en esa época era de fabricación casera, muchas de ellas compartían en la jabonadura y esperaban su turno para utilizar los lavaderos y, posteriormente, debían hacer lo mismo para poder secar su ropa en la llamada plaza de las amarguras, que se ubica a un costado de los lavaderos.

 

De acuerdo con los registros históricos, en un mismo tendedero podías encontrar colgado un esmoquin, un overol de trabajo y la túnica de algún sacerdote, situación que permitía a muchos poblanos en esa época hacer alusión a que en el lavadero no había clase social.

 

En la modernidad de la ciudad actual, los lavaderos de Almoloya tienen un valor mayor, pues son pocos los vestigios que quedan de la Puebla antigua, de ahí que se busque preservar estos lugares y se intente recuperar algunos que fueron privatizados por administraciones pasadas.

 

Y es que además de haber sido construidos hace 160 años, los lavaderos de Almoloya estuvieron abandonados por mucho tiempo tras el entubamiento del río San Francisco, antes de ser cerrados en el año de 1983.

 

Fue en junio del año pasado cuando el Gobierno del Estado abrió al público en la zona de los lavaderos, en la calle 10 Norte y 14 Oriente, pero esto duró apenas tres semanas hasta que se detectó que la entrada de turistas había provocado daños en algunas lajas.

 

Por ese motivo, la zona fue cerrada nuevamente y se iniciaron con los trabajos de rehabilitación para reforzar el túnel en general, así como las lajas y bases en las que se encuentran los 120 lavaderos que sobreviven, así como en la pileta central que servía para abastecer y drenar el agua.

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