En las últimas semanas ha vuelto a tomar fuerza un rumor que dice que los alimentos alcalinos son capaces de contrarrestar los efectos causados por el covid-19, situación que carece de toda comprobación científica.
Este tipo de rumores se dio en otros momentos de la pandemia, pero en todos los casos las autoridades sanitarias de varias partes del mundo salieron a desmentirlo, reiterando que no hay remedios caseros ni dietas especiales que ayuden por sí solas a contrarrestar este virus.
Las personas que comparten este tipo de información señalan que quienes tengan un pH superior al 5.5 se vuelven automáticamente inmunes a contraer covid-19, por lo que una dieta rica en alimentos con un pH elevado puede ayudar a contrarrestar este mal.
Alimentos como el mango, la mandarina, piña, naranja, aguacate, ajo y desde luego el limón, así como otros cítricos, son los que más se promueven como parte de esta dieta alcalina por aportar niveles altos de pH.
Para desmentir esta falacia, laboratorios e instituciones de salud pública han señalado que este rumor es falso, tal y como lo explica la Universidad de Texas en una publicación que se puede encontrar en internet, donde señalan el hecho de que no hay forma de que los alimentos que consuman las personas puedan alterar los niveles de pH en la sangre.
Agregan que el pH del cuerpo está estrictamente regulado y aunque se cambia la dieta, es posible que se vean cambios en el pH de la saliva o de la orina, pero no hay forma de que al comer suficientes alimentos alcalinos se afecte la conformación sanguínea.
El único beneficio de las dietas alcalinas es que se trata principalmente de alimentos saludables que aportan vitaminas C y D, las cuales son esenciales para combatir enfermedades respiratorias, aunque siempre deben de verse como un auxiliar y no como un remedio certero.
Tés con ajo, limón, jugos de naranja y otro tipo de remedios caseros que incluyen este tipo de dieta, son comunes para cuando una persona padece alguna enfermedad respiratoria; sin embargo, siempre es necesario tener en cuenta la asesoría de un médico y estar sujeto a un tratamiento que generalmente se basa en antibióticos.