En el marco del Día Escolar de la no Violencia y la Paz, se insta a las instituciones educativas a impulsar una cultura más comprometida con las prácticas que den lugar al diálogo entre las personas, con la finalidad de evitar más prácticas nocivas para el desarrollo estudiantil.
Si bien, en algunas escuelas no se tiene plena consciencia de esta conmemoración, sí se contemplan medidas para erradicar conductas que lastimen física o sicológicamente a los alumnos.
En la secundaria Técnica No. 56, la subdirectora del turno matutino, Nydia Acevedo Jiménez, comentó para Imagen Poblana que sí hay formas en las que se enfocan para tratar el bullying y otras formas de hostigamiento, así como el proceder en los casos que se detectan.
“Una campaña especial por el día, no”, responde la directiva sobre la fecha en cuestión, pero afirmó que cada día 25 del mes, los docentes y administrativos visten una prenda naranja en llamado a la no violencia.
¿Por qué una prenda naranja? Nuestra entrevistada nos comentó que se dispone de esta manera haciendo conmemoración al asesinato de tres mujeres activistas, las hermanas Mirabal, en República Dominicana en 1960. La acción se toma como un llamado a la no violencia y ellos tratan de transmitirlo al ámbito educativo.
La subdirectora reconoce que es precisamente en la secundaria donde se tiende más a ver conductas como el bullying, la violencia o el acoso, y es por esto que resalta la importancia de hacer campañas constantemente en áreas que vayan más allá de lo establecido, entiéndase materias como formación cívica y ética.
Como directiva, detalló que su papel está en trabajar en conjunto con los docentes para que, dentro de cualquier asignatura y en todas las aulas, se den espacios de concientización para que el mensaje llegue a todo el alumnado.
Precisando su posición en la secundaria, el rol es de fomentar la cultura de paz con la creación e implementación de campañas que permitan una convivencia más sana entre compañeros.
“Lo más común son los apodos, burlas en aspectos físicos y, en casos más extremos, cuando se ponen de acuerdo entre varios para molestar a alguien y hacerle bromas”, comentó la entrevistada sobre los comportamientos hirientes que más se ven en las escuelas.
“En uno de los casos más complicados, un acoso entre dos compañeros de grupo, que inicialmente uno empezaba a decirle cosas a otro y lo empujaba, se tornó en un acosador que sometía a su víctima”, puntualizó.
Pese a tratar de erradicarlo, no se niega que se sigan dando casos en la institución, y lo importante es el actuar frente a ellos. Acevedo explicó que, primeramente se conoce la situación en un contexto amplio, informándose con docentes, compañeros de salón y las partes involucradas (víctima y victimario). De ahí se da cita con tutores, aunque en ocasiones se muestran renuentes a aceptar las faltas de sus hijos.
Finalmente, se busca que haya un apoyo sicológico, aunque no se brinde ahí, se tienen convenios con instituciones que lleven a cabo este acompañamiento en aras de corregir las conductas.
Si se reincide constantemente en la práctica, se suspende temporalmente al alumno y, en última instancia, si es un caso de gravedad, se solicita la transferencia a otro plantel.