Vestir a Niños Dios, tradición viva pero en decadencia: artesana

Vestir a Niños Dios, tradición viva pero en decadencia: artesana

Foto: Jesús Tepal

La tradición de vestir a los Niños Dios es aún muy popular entre la gente, pero poco se sabe de la gente que mantiene viva esta costumbre. Quienes se dedican a esto reconocen que hay cada vez menos clientes por diferentes razones.

 

Para Guadalupe Villanueva, que elabora vestimentas de Niños Dios desde hace más de cuatro décadas, sabe que es importante que la gente le dé el valor a su trabajo, pues se hace con calidad y dedicación.

 

Guadalupe elabora estos vestidos desde hace 42 años, tras la enseñanza de una amiga, y a su vez ella enseña a sus hijos para que el trabajo se mantenga vivo en el futuro. También se dedica a la restauración de estas figuras e imágenes religiosas.

 

En entrevista para Imagen Poblana, afirmó que la principal razón por la que la gente ya no se interesa en esta tradición es el cambio de religión, aunque no precisa cuales son ahora las que cautivan a la gente. Esto, irremediablemente, impacta en el número de personas que le llevan sus figuras del Niño Dios a que las vista.

 

Pero este no es el único motivo de que la gente deje de acudir a ella, pues también hay cada vez más personas que aprenden a elaborar vestido y son estas quienes se llevan a la clientela.

 

“La mayoría son personas de la tercera edad”, afirmó la entrevistada al cuestionarle si hay afluencia de nuevas generaciones o son los mismos clientes de toda la vida quienes acuden a ella. Aunque ve a jóvenes, son principalmente los adultos mayores.

 

¿Cuánto puede costar una vestimenta? Eso depende de lo que quiera la gente, la calidad del material y el tamaño de la figura en cuestión. Entre 100 y 460 pesos dependiendo la magnitud y el vestuario encargado. En las épocas más fuertes para el negocio, llega a elaborar entre 100 y 200 indumentarias, aunque esta es solo una estimación, puesto que no lleva un conteo estricto de su trabajo.

 

Ella trata de apegarse a las tradiciones del ropaje, pues aunque cada vez hay más variedad, se enfoca en desarrollar trajes que hagan honor a la figura religiosa. “Como dice el padre, vestir al niño Dios como niño”, sentenció.

 

Es precisamente en este rubro, sobre las nuevas variedades, que muestra el rechazo a la tendencia de vestirlos de taqueros, futbolistas o chefs. Guadalupe nos comparte que lo más inusual que le han encargado son ropa de “niño huachicolero” o “niño policía”, algo que ella se niega a hacer.

 

En cambio, declaró que los que son más requeridos y sí hace son el Sagrado Corazón, de las Palomitas, San Judas y de la Abundancia.

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