Gracias al regreso a clases, en los últimos días un reto conocido como “El que se duerma al último, gana” recobró popularidad en redes sociales y ha levantado las alarmas de autoridades en algunos estados de la república, donde se han reportado múltiples casos de intoxicación en los meses recientes.
El reto, promovido principalmente en Tiktok, consiste en el consumo de medicamentos con propiedades ansiolíticas estando en la escuela o una fiesta y que, como el nombre lo describe, el último en dormir gana.
Estos medicamentos incluyen a las benzodiazepinas de alta potencia, que son medicamentos controlados usados para pacientes con distintos trastornos siquiátricos y que, en altas dosis, provocan efectos sedantes bastante fuertes que pueden poner en riesgo la vida de cualquier persona.
Fue en 2022 cuando esta actividad se volvió tendencia y en algunos lugares como Veracruz se reportó la intoxicación de estudiantes gracias al consumo irresponsable de un medicamento conocido como Clonazepam o Rivotril, que se usa para prevenir y tratar las convulsiones.
Sin embargo, al consumirse en altas cantidades o al ser combinado con sustancias como el alcohol, causa una sensación de pesadez y sueño, además, puede provocar otros efectos no previstos. Un ejemplo menor es el desbalance de los químicos en el cerebro, que tras el consumo del medicamento puede inducir a episodios de depresión o agravar los ya existentes.
Aunado a esto, los medicamentos como el Rivotril también son capaces de generar adicción, causando una afección en la que se presentan síntomas físicos desagradables si un medicamento se deja de usar repentinamente o se toma en dosis más pequeñas.
De acuerdo con investigaciones de la Unidad de Policía Cibernética de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, la viralización del reto representa un riesgo a la integridad de los menores, pues tan solo en 2022 se reportaron más de 500 incidentes que involucraban el consumo de este tipo de medicamentos en escuelas o fiestas.
Por ello, han emitido algunas recomendaciones para reducir el peligro, como el explicar a los jóvenes el impacto que puede tener una publicación o un comentario en línea; ser abiertos cuando expresen alguna situación; hablar con ellos sobre los riesgos que hay en internet, así como revisar los artículos que llevan a la escuela.
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