Mexicana de Aviación fue fundada en 1921 como una aerolínea de transporte de correos y pasajeros, para la década de los 70 logró consolidarse como la línea más grande de Latinoamérica contando con la flota más completa de aeronaves Boeing 727 fuera de Estados Unidos, además de tener un capital 100 % mexicano.
En 1982 el gobierno de México compró el 54 % de las acciones de la empresa, aunque a principios de la década comenzaron a surgir problemas económicos que se acrecentaron hasta la venta de la aerolínea en 2005, cuando el entonces presidente de México, Vicente Fox Quesada, la vendió en 165 millones de dólares a Grupo Posadas, propiedad de Gastón Azcárraga Andrade.
A partir de ese momento y durante los siguientes 5 años comenzó el declive de la empresa que intentó todo para no caer en bancarrota. Una de las acciones que logró mantener en pie a la aerolínea fue el contrato que firmaron con sus sindicatos para usar los ahorros de los trabajadores y firmar un acuerdo con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) para adecuar los salarios y prestaciones de los pilotos.
En 2008 se acrecentaron los desacuerdos entre los sindicatos de trabajadores, administradores, inversionistas y acreedores, lo que impidió la creación de un proyecto de reestructuración de la aerolínea, por lo que en 2010 tuvo lugar el último vuelo de Mexicana.
La última brecha del camino de Mexicana
En consecuencia, Mexicana de Aviación entró en concurso mercantil y cuatro años después, en 2014, fue declarada en quiebra, afectando a 8,650 empleados, entre ellos 700 jubilados quienes tomaron el espacio de Mexicana en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México exigiendo que su pensión no quedara en el olvido.
Para 2017, la Junta Especial Tres Bis de la Federación de Conciliación y Arbitraje ordenó al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial embargar más de 450 marcas propiedad de la compañía Mexicana de Aviación, así como las cuentas bancarias, propiedades, los permisos de slots del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, las autorizaciones para vuelos internacionales y otros activos de la empresa.
Entre las marcas más destacadas están Mexicana Airlines, Mexicana MRO Services, La primera siempre la primera, Capitán Turbina, Mexicana Inter, Mexicana Tours, Mexicana Charters, Mexicana Cargo, Mexicana Express, Click Mexicana, VTP, Mexicana Link, Mexicana, Vuelo Tecolote y MX.
No sería hasta 2018 cuando extrabajadores de la aerolínea vieron una oportunidad para salir del foso al apoyar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, quien ahora busca que la nueva Mexicana de Aviación movilice al 11 % de los pasajeros en México.
El plan de AMLO
El pasado 6 de enero, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) llegó a un acuerdo con los sindicatos de trabajadores de la extinta aerolínea para pagar un total de 407’442,000 pesos por la marca Mexicana de Aviación; 210’700,000 pesos por el Edificio CAT en la Ciudad de México; 86 millones de pesos por un edificio en Guadalajara; 28’981,000 pesos por el piso Balaceras y está pendiente el monto del pago por un simulador de vuelo.
En total, el gobierno desembolsará más de 816 millones de pesos que serán repartidos entre los trabajadores, aunque esta cifra está lejos de lo exigido por los inconformes, quienes calculaban que el adeudo ascendía a un total de 9,000 millones de pesos.
Una vez concretado el proceso de compra de la marca Mexicana de Aviación, los activos pasarán a manos de la Secretaria de Defensa Nacional (Sedena) y de acuerdo con López Obrador, será personal en retiro de la Sedena quienes se encarguen del relanzamiento de la aerolínea.