La detención de Ovidio G. puso los ojos de México y el mundo en Culiacán, un municipio asociado directamente al narcotráfico y cuna de la llamada narcocultura, un fenómeno social que ha sido objeto de estudio por idolatrar lo que debería ser rechazado.
La narcocultura engloba muchas cosas, entre las que destaca la música a través del movimiento alterado, pero también se manifiesta en la ropa y en el estilo de vida, pues para muchas personas la cultura del narco es algo que se vive hasta la tumba, literalmente.
Las principales células del narcotráfico se han apoderado de varios estados de la república, principalmente en el norte por su cercanía con los Estados Unidos, que es su objetivo principal, pero esto no ha impedido que la narcocultura se extienda a otras entidades.
En Puebla, por ejemplo, este fenómeno ha encontrado formas de manifestarse y una de las principales expresiones es la música con diferentes exponentes del género regional, quienes han logrado dejar atrás los estratos sociales y son escuchados tanto por gente de un nivel socioeconómico alto como de los más bajos.
Cantantes de música regional han logrado gran éxito a través de los narcocorridos, en los que se habla sobre la violencia y el estilo de vida de los narcotraficantes, y han logrado tener una importante aceptación cada vez que se presentan en Puebla, tanto en el palenque de la Feria como en eventos individuales.
Hoy en día también es muy común ver "trocas" circulando por las calles con algún corrido a todo volumen, mientras que la persona que maneja estas unidades trata de emular la ropa y estilo de algunos narcotraficantes, que dicho sea de paso, ahora lucen desde playeras polo hasta extravagantes camisas, y lo mismo usan botas que tenis de diseñador.
La narcocultura ha logrado ganarse un espacio en la sociedad donde más que un estereotipo, se ha convertido en un modelo que demuestra estatus para muchas personas, de ahí que hasta muchas personas traten de adoptar el acento y algunas palabras propias del norte del país.
Independientemente de lo que ha permeado en la cultura el narcotráfico, no deja de ser un movimiento que convierte en héroes a personas que están detrás de hechos violentos y que provocan la muerte de miles de personas cada año.
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