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La crisis sanitaria causada por el COVID-19 sigue vigente en el mundo, pero China sufre un intenso repunte de contagios que ha comenzado a causar temor en las personas, pues los hospitales de algunas ciudades del país asiático están cerca del colapso.
Las autoridades de China han informado que esta nueva ola ha sido causada por la subvariante BF.7, que es altamente infecciosa, ya que mientras la ómicron original contaba con una tasa de contagio de 5 %, la BF.7 alcanza entre un 10 y 18 %.
Por otro lado, algunos expertos han sugerido que esta variante podría ser resistente a las vacunas y a la inmunidad otorgada por infecciones previas, lo que muestra un panorama alarmante.
En cuanto a los síntomas reportados, se cree que BF.7 se manifiesta de manera similar a la de otras cepas y no parece ser más virulenta que sus antecesoras inmediatas, aunque sí posee un tiempo de incubación más corto que su variante matriz (BA.5).
El síntoma más común parece ser la fiebre, pues en China se ha multiplicado hasta por 16 la cantidad de pacientes infectados que desarrollan un cuadro febril, aunque también se presenta dolor muscular, mucosidad, congestión nasal, cefaleas y fatiga.
La infección tiende a remitir a los pocos días, sobre todo en personas vacunadas, además, no es más grave que las causadas por otras variantes, aunque siempre está el riesgo de desarrollar ciertos síntomas prolongados.
