El sábado estaremos festejando la noche de año viejo y el domingo el primer día del año nuevo 2023. Pero, ¿porque usamos esta cuenta y desde cuándo la llevamos? Sí, también es un asunto donde se involucra la Economía.
Decir que entraremos al año 2023 supone que han pasado estos años desde el nacimiento de Jesús, pero el tiempo es relativo, es una construcción social que hacemos basados en fenómenos naturales: el día y la noche y las estaciones del año. Para los chinos estamos en el año 4720 y el año nuevo iniciará hasta el 22 de enero; los abuelos mayas tienen una cuenta aún más antigua, estaremos empezando el año 5139. Entonces, las fechas varían de acuerdo con cada civilización y cada época.
En la antigüedad convivían varios calendarios con diferentes fechas y nomenclaturas, por ejemplo, los egipcios tenían dos cuentas, una larga desde la fundación y otra corta con la duración del reinado de cada faraón, a su muerte, la cuenta comenzaba con el año 1. En Babilonia se contaba desde la fundación, lo mismo que en Roma, pero al ser fechas diferentes los años no coincidían.
En Mesoamérica, las evidencias históricas apuntan a que había cierto consenso con la forma de datar los años y se basaban en el calendario maya, aunque algunos arqueólogos han encontrado vestigios que los Olmecas (la civilización más antigua) ya usaba ese calendario. ¿Pero cómo surge el calendario actual y porque el próximo año será 2023?
Primero hablemos del conteo de años. Hemos dicho que los Romanos contaban los días desde la fundación de la ciudad. De acuerdo con esta cuenta, Jesús nació entre el año 753 y 759 AUC (ab urbe conditia). Cuando el cristianismo toma mayor fuerza, empezaron un conteo muy similar al de los romanos y babilonios, el día de una fundación, en este caso la de los mártires cuyo primer año fue entre 1037 y 1043 AUC tiempo romano y se le conoció como Calendario Diocleciano.
Entre los años 1278 y 1284 AUC el papa Juan I encargó al matemático Dionisio el Exiguo el cálculo de la fecha de nacimiento de Jesús. El año 1 de la era cristiana (año Domini) según Dionisio fue el 753. Entonces, el año diocleciano inició en el 284 d.C. y el papa Juan I hizo este encargo en el año 525 d.C. Esto es, el año 1 no se contó inmediatamente después del nacimiento de Jesús, sino más de 500 años después. Aquí hoy se sabe que se cometió un error, por lo que hemos dado un rango de fechas en los párrafos anteriores, pues el año 1 del nacimiento de Jesús no coincide con el reinado de Herodes; Jesús debió haber nacido al menos 4 años antes.
Sin embargo, el conteo de año Domini no se popularizó hasta el 731 cuando el monje historiador Beda el Venerable vuelve a fechar todos los acontecimientos cristianos con este nuevo conteo. Hubo un momento en el imperio romano que se llegaron a utilizar tres tipos de conteos: el AUC (tiempo de la fundación de Roma) el diocleciano (de los primeros cristianos) y el de Dionicio. El conteo fue usado en Occidente, pero no en Oriente que seguía utilizando el calcindario bizantino (basado en el diocleciano); se hizo oficial para el imperio Franco durante el reinado de Carlo Magno. Hasta 1700 el conteo de año Domini fue aceptado por los países ortodoxos de Oriente, mientras que otros países asiáticos lo adoptaron entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
El conteo actual no consideró un año cero, porque en ese momento los europeos no conocían el concepto matemático de cero y no era convencional usarlo en el conteo del tiempo. Mientras tanto, el adelantado calendario maya, sí ocupaba el año cero.
Ahora bien, el uso del actual calendario tuvo su origen en Roma, propuesto por el papa Gregorio XIII en 1582 en sustitución del calendario juliano que se había propuesto en el año 42 d.C. o 795 AUC. Los motivos para el cambio es que el calendario juliano consideraba que un año dura 365.25 días, cuando en realidad dura 365.2422 días. Este desfase no es notorio en un periodo de tiempo corto, pero después de mil quinientos años de usar ese calendario había un desfase de 11 días. La forma en que lo notaron es que el equinoccio de primavera ocurrió el día 11 de marzo y no el 21. También, otras civilizaciones como la china y la maya ya consideraban que un año dura 365.2422 días, mucho antes que los europeos.
Para adoptar el calendario gregoriano se tuvieron que suprimir diez días del calendario, por lo que, en 1582, se fueron a dormir el jueves 4 de octubre y despertaron el 15 de octubre. Los primeros en adoptarlo fueron los países católicos. En la Nueva España, se adoptó un año después al pasar del 4 al 15 de octubre de 1583. Esto es, en esa época había varios conteos de años y de fechas en el mundo. Por ejemplo, mientras en Madrid era 1 de enero de 1583, en la Ciudad de México era 22 de diciembre de 1582; Turquía y muchos países orientales se regían por el calendario islámico; Rusia y China tenían su propio calendario y los países ortodoxos siguieron con el calendario juliano, ¿qué complicado?
Pues sí, era complicado y sigue siendo complicado, sobre todo para quienes nos gusta la historia universal, pues a veces al leer las fuentes de otros países las fechas no empiezan a cuadrar. Por ejemplo, la famosa Revolución de octubre que le dio origen a la Unión Soviética, en realidad fue en noviembre. Los países ortodoxos celebran la navidad el 6 de enero, pero están de acuerdo que Jesús nació un 25 de diciembre, la celebración se debe a que siguen el conteo del calendario juliano.
Como vemos, el tiempo es en sí mismo una construcción social. Los momentos, los instantes que pasamos y vivimos no pueden estar sólo en función de una fecha determinada. Nosotros podemos dar significados distintos y no esperar a navidad o fin de año para dar un abrazo, hacer propósitos de cambio o pedir deseos. Ojalá que cada noche sea año nuevo, para que no nos dejemos de abrazar. ¡Feliz año nuevo!
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
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