Los perros policiales se hacen, no nacen

Los perros policiales se hacen, no nacen

Foto: Enfoque

Actualmente, las corporaciones policiales han ido aumentando la incursión de perros en actividades de prevención del delito, debido principalmente a la efectividad que ofrecen en ciertas labores de búsqueda y rescate, así como la versatilidad que pueden tener dentro de la corporación.

 

En Puebla hay varias corporaciones que cuentan con unidades caninas, también identificadas como K9 por la similitud fonética que tiene en inglés dicha letra y ese número, las cuales están enfocadas en actividades relacionadas principalmente con la detección de objetos específicos.

 

Por ejemplo, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal ha empleado estos binomios caninos en labores de detección de drogas, armas y dinero, cobrando gran notoriedad en los últimos meses por los operativos hechos en los centros penitenciarios de la entidad.

 

La Policía Municipal de Puebla también cuenta con su unidad canina, mediante la cual se llevan a cabo diferentes labores de detección de los objetos ya referidos, así como de búsqueda y rescate de personas.

 

¿Cualquier perro puede ser policía?

 

Si bien muchas razas de perros cuentan con similitudes propias de su especie, existen algunas que tienen una mayor efectividad al momento de recibir entrenamiento para prácticas policiales.

 

Generalmente se necesitan perros de un tamaño mediano a grande, que tengan ciertas características de resistencia, una predisposición genética al aprendizaje y a establecer vínculos estrechos con su cuidador.

 

Algunas de las razas que cumplen de mejor manera estos requisitos son sin duda los perros pastor alemán, rottweiler, dobermann, boxer, pastor belga, golden y labrador retriever, y en algunos casos, el schnauzer gigante y el akita.

 

Estos perros tienen como característica que son de un gran tamaño, tienen un olfato altamente desarrollado y son considerados muy inteligentes, lo que facilita a los cuidadores su entrenamiento y el vínculo que establecen con ellos.

 

¿De dónde vienen los perros policías?

 

Si bien existen razas que están predispuestas para la labor policial, los perros policía no nacen de un criadero en específico ni es necesario que sus antepasados hayan practicado esta función, por lo que técnicamente cualquier cachorro puede estar sujeto a estas funciones.

 

Cuando se dice esto, lo que se quiere enfatizar es que un perro en un criadero común podría ser seleccionado por un cuidador para hacer labores policiacas, siempre y cuando cumpla con algunos requisitos mínimos que los expertos ya tienen analizados para detectarlos entre las camadas.

 

Generalmente, se busca a los perros con mayor tendencia al juego, pues finalmente el entrenamiento policial se basa en situaciones que para los perros son un juego, aunque para los humanos terminarán siendo responsabilidades muy importantes.

 

El entrenamiento de un perro policía se da principalmente desde los dos hasta los seis meses, donde el cuidador deberá de crear un vínculo estrecho con el perro a través de juegos, para después empezar a llevar a cabo labores más complejas del adiestramiento que tienen que ver con la detección de olores y con el trabajo de búsqueda.

 

La confianza de los perros policías

 

Los perros están predispuestos por su especie a hacer ciertas labores que para un humano serían imposibles, de ahí que sean empleados para complementar las actividades que tienen que llevar a cabo algunas corporaciones policiales.

 

Por ejemplo, los humanos contamos con aproximadamente 5 millones de células dedicadas a la detección de olores, mientras que los perros tienen aproximadamente 200 millones, lo cual los hace rebasar a los humanos en este rubro.

 

Si una corporación policial debe de catear algún inmueble, es probable que el personal humano requiera de por lo menos dos horas para poder completar dicha labor y solamente en un rango mayormente visual.

 

Por su parte, un perro puede requerir de aproximadamente 15 minutos para revisar el mismo espacio, con el aporte extra de que es capaz de marcar lugares en los cuales se está buscando algún objeto o sustancia en específico, aún y cuando ya no esté ahí.

 

Si bien la confiabilidad de la información que dan los perros a sus cuidadores es alta, no hay que olvidar que se trata de un binomio, de ahí que el trabajo coordinado entre el perro y su cuidador sea elemental para tener resultados óptimos.

 

Esto quiere decir que a pesar de que un perro cuente con el entrenamiento adecuado y pueda ser capaz de dar resultados óptimos, esto deberá de estar relacionado íntimamente con el trabajo que pueda hacer su cuidador, y viceversa.

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