Esta semana, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que se dará un nuevo incremento al salario mínimo que estaría rondando el 20 %, noticia que, aunque parece buena, no lo es del todo, pues este aumento tiene como principal verdugo a la inflación.
Cuando cualquiera pensaría que un aumento al salario mínimo ayudaría a que la escalada de precios en los productos sea menor y los mexicanos tendrían mayor oportunidad de adquirir productos de la canasta básica, la realidad indica que esto no es así, pues esto puede incidir en los precios.
Es decir, un aumento al salario mínimo también podría provocar una mayor inflación, por lo que este incremento en capital no sería suficiente para poder sobrellevar la crisis económica que se tiene en estos momentos, impactando directamente en los precios de los productos.
De esta manera, instituciones como el Banco de México están obligadas a poder controlar la inflación, pues de otra manera el poder adquisitivo de los trabajadores se verá todavía mermado por la escalada de precios que se podría presentar, sobre todo en fin de año.
De hecho, hay informes de Banxico donde se establece que el incremento a los salarios no es el principal problema para las empresas, pues muchas pueden costearlos, el problema radica en el aumento en los precios de los productos, pues harían que este aumento fuera imperceptible.
La Iniciativa Privada se ha mostrado de acuerdo con el incremento al salario mínimo, sobre todo los patrones de empresas que han logrado sobrellevar todos los embates económicos que ha dejado el COVID-19; sin embargo, dependen de que la inflación se pueda controlar.
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Otro de los problemas es que empresas pequeñas se verán más presionadas para otorgar este aumento al salario mínimo, sobre todo aquellas que dependan de compra de productos que estén dentro de la escalada de precios, como son empresas restauranteras.
Lo cierto es que el aumento al salario mínimo se debe tomar con todas las reservas y no echar las campanas al aire, pues esto no significa que el poder adquisitivo de los mexicanos sea mayor; al contrario, esto podría ser hasta contraproducente.