El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) se ha convertido en objeto de grandes críticas debido a su inoperancia, alto costo e infinidad de situaciones que se han presentado en esta central aérea, destinada a ser un elefante blanco.
En el AIFA hay más ridículos que vuelos y el ejemplo es lo sucedido el pasado 28 de noviembre, cuando dos perros impidieron que un vuelo procedente de Oaxaca aterrizara, debido a que los pequeños peludos estaban en la pista.
Aunque es de reconocer la decisión de no poner en peligro a los “lomitos”, resulta criticable que nadie impidiera que estos perros se metieran a la pista y pusieran en peligro su vida y además retrasaran un aterrizaje.
Pero esto no es todo lo que ha sucedido en el AIFA, ya que desde su inauguración se ha visto envuelto en ridículos, como fue la venta de tlayudas y otro tipo de antojitos mexicanos en su apertura, convirtiéndose en una especie de feria de pueblo por unas horas.
Con la falta de vuelos, en el AIFA se ha buscado encontrar la manera de atraer miradas, al grado que se decidió en alguna ocasión dar una función de lucha libre al interior del recinto, dejando ver que esta central aérea es todo, menos un aeropuerto.
A esto debemos agregar cuando se montó una especie de tianguis a las afueras del AIFA, donde puestos de diversos artículos fueron instalados, dejando ver al aeropuerto como una extensión de Tepito.
Otros problemas como un pequeño incendio, vientos que impedían su operación y falta de vuelos enmarcan a este aeropuerto, que en menos de un año se ha convertido en una sede del ridículo para todos los mexicanos.
Es tal la inoperancia del AIFA que ni el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador ha buscado viajar desde esta central, manteniendo sus partidas en avión desde el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la CDMX.