De acuerdo con cálculos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el martes pasado el mundo alcanzó la cifra de 8 mil millones de habitantes. Según estos datos, la población está creciendo a un ritmo de 90 millones de personas al año, aunque puede parecer demasiado en realidad hemos iniciado una fase de descenso poblacional, aquí lo demostramos.
Todas las poblaciones experimentan ciclos de crecimiento y decrecimiento. Algunas poblaciones alternan aumento y disminución en periodos cortos como ciertos virus y bacterias, en cambio otras lo hacen en periodos más largos entre 4 y 20 años. Otras poblaciones crecen y luego decrecen hasta extinguirse. Nuestra especie (sapiens) tiene una antigüedad aproximada de 315 mil años y pertenece al género homo, en donde se incluyen otras especies ya extintas pero que estuvieron en el planeta durante 1.5 millones de años. ¿Cuánto tiempo más durará nuestra especie? ¿Qué tan cerca estamos de una extinción?
Cuando pensamos en la extinción de nuestra especie lo asociamos a un cataclismo como una guerra, una epidemia, los efectos del cambio climático, incluso algún evento interestelar como una explosión solar o la colisión de un meteorito. Sin embargo, la extinción también podría ser producto de la dinámica propia de las poblaciones.
Si vemos a la población humana en su conjunto podemos decir que ha tenido muy pequeños ciclos de decrecimiento y en el largo plazo ha mantenido una tendencia creciente. De acuerdo con diferentes proyecciones estadísticas, esta tendencia seguirá por lo menos unos 80 años más, en el año 2100 la población humana alcanzará su nivel máximo en poco más de 10 mil millones de personas y luego decrecerá bruscamente una tercera parte.
Si, por el contrario, vemos a la población humana de forma específica por país o región geográfica observamos que en muchos casos el decrecimiento ya comenzó. El principal factor es la caída en la tasa de fertilidad que mide el número promedio de hijos por mujer. Si suponemos que un país tiene una población distribuida equitativamente entre hombre y mujeres, la tasa de fertilidad para que su población se mantenga estable en el largo plazo es de 2.1 hijos por mujer. Actualmente 2/3 partes de la humanidad viven en países con tasas menores, de hecho, ningún país de Europa registra tasas mayores a 2, lo mismo pasa en países desarrollados de Asia como China y Japón.
La tasa de fertilidad de nuestro país es de 2.0, una décima por debajo de la tasa de equilibrio, mientras que el caso más extremo está en Corea del Sur que tiene una tasa de fertilidad de 0.8 hijos por mujer, esto significa que, si se mantienen las tendencias, este país pasará de registrar 240 mil nacimientos al año a tan sólo 8 mil nacimientos en 2100, como se aprecia en la gráfica siguiente.
Elaboración propia
En la gráfica también se muestran otros dos países donde caerán dramáticamente los registros de nacimientos. Japón actualmente tiene la misma población de 1990; es el país más envejecido, una tercera parte de sus habitantes tiene más de 60 años y su tasa de fertilidad es de 1.3 hijos por mujer. Por su parte, España es el país europeo con la tasa de fertilidad más baja, 1.2; por lo que empezará a decrecer en la siguiente generación. Todos los países con una tasa menor a 2, incluida China, reducirán su población económicamente activa hasta la mitad antes del año 2080 y podrían tener hasta un 40% de personas mayores de 60 años. Para esa fecha el continente más poblado será África y ellos representarán la mayor parte de la población del mundo.
¿Estaremos entonces ante la extinción del homo sapiens? No necesariamente, nosotros somos la única población consciente de su número y hemos podido entender la dinámica de crecimiento y decrecimiento. Los estudios demográficos permiten actuar en consecuencia y prevenir la caída de la población. Por ejemplo, China ha eliminado la política de “un solo hijo” que le permitió en la segunda mitad del siglo pasado contener el crecimiento explosivo; Corea del Sur y Rusia han alentado políticas para subsidiar a familias en su segundo hijo, su impacto será evaluado en los próximos años.
Por último, debemos considerar que llegamos a 8 mil millones de humanos con profundas desigualdades. Mientras los países desarrollados alcanzan una esperanza de vida mayor a 80 años, en África muchos países no superan los 50 años. Los países ricos tienen una escolaridad media de 15 años mientras que hay países que apenas promedian un año. Las condiciones para el desarrollo no son las mismas, ¿estaremos preparados para que países tan pobres como los africanos dupliquen su población sin que los países ricos otorguen garantías de bienestar? ¿estamos preparados para un mundo donde la mayor parte de la población sea anciana? Estamos a tiempo.
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
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