En apenas una década, el cambio climático pasó de ser un problema denostado por las grandes potencias mundiales a un fenómeno cuyas repercusiones son cada vez más tangibles a través de fenómenos naturales de grandes magnitudes que provocan pérdidas humanas y materiales.
En las últimas semanas se han registrado varios casos de activistas en contra del cambio climático, los cuales han llegado a ser duramente criticados por realizar protestar dañando obras de arte famosas y costosas en museos de Europa.
El discurso de esos activistas hace un llamado en contra de las potencias mundiales y las grandes industrias señalándoles de ser los principales responsables del cambio climático a través de la contaminación que producen.
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Sin embargo, hay que señalar que si bien son las empresas las que emiten la mayor cantidad de contaminación, muchas personas de forma individual también contribuyen a la contaminación que se vive a nivel mundial.
Aunque los especialistas aseguran que la distribución de culpas por el cambio climático está en 70-30 entre las empresas y la sociedad, lo cierto es que la parte ciudadana tampoco está poniendo mucho de su parte para frenar los efectos del cambio climático.
Históricamente se promueve por parte del gobierno y la sociedad civil actividades fáciles como la clasificación de la basura para el reciclaje, pero en países en vías de desarrollo, como la mayoría de Latinoamérica, África y Asia, no cuentan con la infraestructura para hacer un reciclaje efectivo.
De ahí que resulta interesante analizar cuáles son algunas de las pequeñas acciones que cada persona pueda hacer desde su casa o centro de trabajo para contribuir a la salud del mundo y frenar el cambio climático.
El uso del agua es uno de los factores más determinantes y es que el cambio climático repercute directamente en el deshielo de los glaciares que provoca que esa agua termine en los mares y aumente el nivel de estos.
De este modo se puede decir que el aumento de la temperatura terminará por afectar directamente en la cantidad de agua dulce que existe en el mundo, por lo que el regular la cantidad de este líquido utilizado en casa o en la oficina puede ser determinante.
Reducir el tiempo que las personas pasan en la regadera del baño, aprender a cerrar la llave cuando no se está utilizando el agua, construir fosas que permitan captar y reutilizar agua de lluvia, así como atender fugas, pueden ser actividades que se lleven a cabo desde casa para contribuir con el cuidado del agua.
El consumo de hidrocarburos también resulta determinante para el planeta, por lo que regular al mínimo el uso de la energía eléctrica, gas LP y otros combustibles de casa puede ayudar considerablemente si cada vez más personas lo hacemos de forma consciente.
Aunque países desarrollados están apostando por el cambio de vehículos de combustión interna a aquellos de motorización eléctrica o híbrida, lo cierto es que en países en vías de desarrollo este proceso aún puede tardar varias décadas, tomando en cuenta que este tipo de unidades son mucho más caras que la de una de combustión interna.
Gracias a plataformas de internet, actualmente es posible que muchas personas accedan la información que permite adaptar hogares tradicionales con herramientas más sustentables que permiten beneficiarse de la energía solar, el reúso de agua pluvial, así como de composta de desechos orgánicos.
De este modo se puede decir que, si bien las empresas y países altamente desarrollados son los principales responsables de la contaminación en el mundo, una parte de esta también depende de los ciudadanos y del trabajo que puedo hacer cada uno de ellos desde sus trincheras.