El cinismo es uno de los grandes males y defectos que tiene la “clase” con poca clase política. Arribistas, traidores, defraudadores y demás especímenes que se ven en la política tienen como carta de presentación este gran mal, que podría catalogarse como un trastorno mental.
Amable lector, cuando me enteré de la detención del impresentable Inés Saturnino pensé que el karma a veces cumple con su propósito. Tarde, pero llega a final de cuentas.
Y es que toda la cola que tiene este señor ya era insostenible, por lo que no comprendía cómo había personajes como Genoveva Huerta que seguían dándole entrada en temas políticos.
Pero sabe qué, un trago muy amargo pasé al ver la foto de su presentación ante las autoridades, pues cínicamente Inés Saturnino sonrió a la cámara. Sí, este señor quiso emular a Pablo Escobar o al genial John Dillinger cuando fueron capturados.
Pero de qué se ríe Saturnino.
Tal vez se ríe de que pese a todo lo que haga, siempre termina cayendo de pie y es apoyado por otros impresentables políticos.
Tal vez se ríe de que por fin es el centro de atención en algo, luego de una carrera política mediocre.
O tal vez se ríe de nervios de saber que la suerte se le acabó y ahora sí deberá responder por sus actos.
Sea como sea, amable lector, el coraje de ver esa sonrisa cínica, absurda, burlona, fastidiosa, llena de misoginia, nadie me lo quita y tendremos que esperar a ver si este proceso lleva a algo o Inés Saturnino sale con una sonrisa en la cara. En fin.
Los tiempos del “periodismo cuatritransformador”
Amigos, los que me conocen saben que de un tiempo a la fecha ya no disfruto como antes el ser reportero. Dijera mi madre: “son tus telarañas mentales”.
Y sí, como a muchos de nosotros, la ansiedad y por momentos la depresión me hacen odiar una profesión que siempre soñé tener. Odio que crece cuando me topo con el “periodismo cuatritransformador”.
Me explico, acudí a un evento del PRD donde colegas sacaron a relucir su intenso amor a López Obrador y prácticamente tildaron de ridícula a la oposición por la marcha en defensa del INE. Poco faltó para que dijeran que Lorenzo Córdova era el mismo satanás.
Lo que me causa extrañeza es que esta defensa a ultranza de la 4T no ha provocado ningún cambio en estos “colegas”. Siguen a pie, escribiendo en sus blogs o de plano buscando eventos donde les regalen una galleta y un café.
Si así trata la 4T a sus defensores, no me quiero imaginar cómo les irá si el lopezobradorismo pierde en Puebla.