La violencia en México se ha normalizado a tal punto que para muchos es objeto de broma, por lo que en esta temporada de Día de Muertos y de Halloween, la gente reproduce escenas del crimen diario en México en lugar de los tradicionales adornos con calabazas y calaveras.
Es así que los maniquís envueltos en bolsas de plástico, vehículos con manchas de sangre, disfraces de sicarios y hasta supuestos cadáveres desmembrados, se han vuelto recurrentes como decoración para esta temporada, situación que para muchas personas es de mal gusto.
La normalización de la violencia ha influido directamente en este tipo de decoraciones, pues hasta hace unos años un cadáver embolsado era algo impactante y hasta cierto punto poco común, pero hoy en día es muy cotidiano ver este tipo de hallazgos en varios estados de la República.
La violencia generada por el crimen organizado ha hecho que los métodos que utiliza para privar de la vida a sus rivales se vuelvan tan comunes, que ya está siendo parte de la cultura mexicana, en una sociedad que históricamente se ha caracterizado por banalizar y caricaturizar las tragedias.
Este tipo de decoraciones también provoca que muchos cuerpos de seguridad tengan que movilizarse ante falsas alarmas, como ha ocurrido incluso en Puebla, donde la semana pasada alguien colgó un bulto con forma humana de un puente peatonal, ubicado en el Periférico Ecológico a la altura de Cuautlancingo.
Sin embargo, no es el único caso ya que, al ganar popularidad, muchas personas comenzaron a colgar bultos con forma humana en la fachada de su casa o afuera de sus negocios, lo cual hace que muchos no puedan distinguir si es una broma o es realidad.
En la mayoría de los estados de la República este tipo de decoraciones se toleran o dejan pasar por parte de las autoridades, a pesar de qué legalmente pueden ser castigados como un delito de tipo penal.
El año pasado en Sinaloa las autoridades prohibieron este tipo de decoraciones y advirtieron que cualquier persona que hiciera este tipo de bultos con forma humana o usara armas de juguete, sería acreedor a acusaciones por apología del delito.
Esto sanciona cualquier tipo de actitud que, precisamente, banalice o replique hechos que en la realidad pueden ser considerados como delitos, con la finalidad de repetirlos con cualquier otro fin.