En la mañanera de este jueves, el presidente Andrés Manuel López Obrador cometió el error de confundir a Rusia con la Unión Soviética, república que está extinta desde el ya lejano diciembre de 1991 y que derivó en el nacimiento de diversas naciones de esta zona de Europa.
El error de López Obrador es de llamar la atención no solo por el hecho de que la Unión Soviética se disolvió hace décadas, sino por las pequeñas grandes diferencias que hay entre este ente extinto y la actual Rusia, sobre todo en la política que se lleva en esta nación.
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), conocida como Unión Soviética, era el conjunto de diversas naciones balcánicas, incluyendo Rusia, que al ser el país con mayor extensión se consideraba a Moscú como la capital de la URSS.
Cuando se desintegró la Unión Soviética, el más perjudicado increíblemente fue Rusia, pues la gran mayoría de naciones balcánicas comenzaron a acercarse a Occidente, dejando solo a Rusia como un país socialista, pues esa era la esencia de la URSS.
Contrario a lo que sucedía en la URSS, Rusia en estos momentos no tiene un gobierno militar y hasta antes de la guerra contra Ucrania tenía un mercado libre con prácticamente todo el mundo, es decir, la relación de Rusia con Occidente era hasta cierto punto cordial.
Esto de ninguna manera se podía ver en la Unión Soviética, que tenía una idea mucho más cerrada sobre su relación con el resto de las naciones, provocando que la población mundial viera a la URSS como un enemigo natural, algo que de cierta manera heredó Rusia.
Aunque en el apogeo de la URSS se les conocía a sus pobladores como “rusos”, la realidad es que la gran parte de rusos nativos se concentraba precisamente en esta nación, mientras que los otros países balcánicos no se consideraban integrantes de ese país, aunque así los conocía el resto del mundo.
De esta manera, queda de manifiesto que la nación dirigida actualmente por Putin y la URSS tienen pequeñas grandes diferencias que se deben tomar en cuenta, a fin de no cometer el error del presidente López Obrador, pues evidentemente la Unión Soviética y Rusia no son lo mismo.