La soberbia del PRI poblano

La soberbia del PRI poblano

Amable lector, si usted le pregunta a cualquier poblano si votaría por el PRI en las próximas elecciones, la respuesta sin temor a equivocarme sería un rotundo “no”. Es más, en una de esas hasta una mentada de madre se lleva.

 

Sí, aunque le moleste a los priistas poblanos, el expartidazo está más apestado que Lomas de Angelópolis en temporada de lluvias. Nadie lo quiere, nadie lo tolera, es más, nadie ya siquiera lo pela.

 

Pero esto, amigos, no acaba de ser comprendido por los “líderes” tricolores, que siguen pensando que el PRI poblano sigue en su época de bonanza como cuando el célebre “góber precioso” hacía y deshacía a su antojo en Puebla.

 

La presidenta estatal del PAN, Augusta Díaz de Rivera, es una persona muy educada, ecuánime y sobre todo con tablas políticas, por eso no responde a los berrinches que comienza a hacer el dirigente estatal del tricolor, Néstor Camarillo, que ridículamente quiere presionar al PAN para consolidar la alianza opositora.

 

¿Y con qué argumentos pide eso el señor Camarillo? Vaya, seguramente la dirigente panista y miles de militantes blanquiazules ya ven como un error el juntarse con el apestado expartidazo.

 

Las prácticas arcaicas de un partido dinosaúrico siguen más que presentes en el PRI y aunque afirmen que se están renovando, el mantener a los mismos personajes como líderes demuestra que el tricolor sigue siendo ese partido rancio y estancado en los ochenta.

 

No, ese no es el camino, aunque algunos colegas de la prensa acepten las galletitas y las cocas gustosos en las ruedas de prensa, estos compañeros no son los líderes de opinión a los que estaban acostumbrados y mucho menos mueven multitudes para garantizar votos al expartidazo.

 

Bájense de su nube, amigos priistas, que hasta resbalar de un ladrillo duele y esa caída podría ser definitiva en la vida de un partido que no ha logrado limpiarse el lodo ni sacar todo el moho impregnado en un instituto que para los poblanos está más que apestado.