El pleno del Senado de México aprobó la madrugada del miércoles la nueva Ley de Husos Horarios, que elimina el llamado "horario de verano", el cual consistía en adelantar el reloj una hora durante el período estival para tener jornadas con más tiempo de luz solar.
"Con 56 votos a favor, 29 en contra y cuatro abstenciones, se aprueban los artículos reservados en los términos del dictamen que crea la (nueva) Ley de los Husos Horarios (…), con ello se elimina el horario de verano", informó la Cámara Alta en un comunicado.
El dictamen que abroga el Sistema de Horario, practicado desde 1996 y legalizado en diciembre de 2001, había recibido media sanción en la Cámara de Diputados, el 30 de septiembre pasado.
Al culminar el proceso legislativo en ambas cámaras del Congreso, el proyecto de decreto fue remitido al Ejecutivo federal para su promulgación, indica un comunicado de esa cámara.
El dictamen aprobado fue presentado por iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien argumentó el impacto negativo que la medida tiene en la salud y los escasos ahorros en el consumo de energía cada año.
Sin embargo, se mantendrá la aplicación del horario de verano en forma estacional en los municipios de la frontera norte con EEUU, país que aplica esa norma.
DEBATE Y DICTAMEN APROBADO
El nuevo documento establece el horario con base en los cuatro husos horarios reconocidos en México, conforme a los acuerdos tomados en la Conferencia Internacional de Meridianos en 1884, que determinó el meridiano cero en Greenwich, Reino Unido.
La flamante ley plantea "un horario estacional únicamente para los estados y los municipios comprendidos en la zona fronteriza (con EEUU), de conformidad con la zona a la que pertenezcan y con base en los dispuesto en la ley".
Según el texto, el horario estacional fronterizo norte estará vigente desde las 02:00 horas del segundo domingo de marzo, y concluirá a las 02:00 horas del primer domingo de noviembre de cada año.
Además, incluye la facultad para que los congresos locales de los 32 estados de la federación mexicana puedan presentar una iniciativa ante sus respectivos congresos "para elegir su propio horario, previa consulta a la población".
Una encuesta gubernamental de junio pasado indica que el horario de verano, implementado en 1996 con la justificación de que generaría un ahorro económico y la reducción de recursos fósiles para generar electricidad, tenía 71 por ciento de rechazo y 29 por ciento de aceptación.
La Comisión de Energía del Senado señaló empero que en 25 años de implementación "los ahorros energéticos han representado menos del uno por ciento respecto a las energías que se consumen cada año", incumpliendo con su objetivo.
Por su parte, la cartera federal de Salud señala que entre los trastornos que produce el horario de verano a corto, mediano o largo plazo se encuentran "problemas cardiovasculares, somnolencia, irritabilidad, dificultad de atención, concentración y de memoria, desequilibrio en el reloj biológico y emocional".
La senadora Xóchitl Gálvez, del opositor Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha), expresó que este dictamen "va en contra de lo que ocurre en el mundo en esta materia, pues a nivel internacional el horario que se elimina es el de invierno (…), que disminuye la violencia y la incidencia delictiva", por las noches.
Por parte de Movimiento Ciudadano (MC, socialdemócrata), el senador Luis David Ortíz indicó que "hay una vinculación económica muy importante que se tiene con Norteamérica, que no se puede ignorar", y que el propio dictamen reconoce que hay un ahorro de energía, aunque sea marginal.
El proyecto aprobado señala que el consumo nacional y ahorro por el horario de verano en 2021 solamente fue de 537 kilowatts por hora, que equivale a 0,16 por ciento del consumo nacional y un ahorro de unos 60 millones de dólares, que es el 0,2 por ciento del consumo nacional de electricidad.
Entre los ejemplos de otros países, el Gobierno mexicano cita a Rusia, que adoptó el cambio de horario en 1916 y lo eliminó en 2010, Uruguay, que fue pionero en 1923 y lo abandonó en 2015, Brasil que lo adoptó en 1931 y lo dejó 2019, o Colombia, donde solo rigió en 1992 y 1993.