
A pesar de que cada vez son menos los negocios en los que se puede ver la venta de calaveritas de azúcar y dulces típicos para las ofrendas tradicionales del Día de Muertos, esta es una tradición que se resiste a morir y se preserva en la mayoría de los hogares.
Al ser un negocio de temporada, la mayoría de los comerciantes de este tipo de dulces se dedica a la venta de otros productos durante el resto del año, pero aun así consideran que su venta es redituable tomando en cuenta que mucha gente busca estos productos.
Este es el caso de la señora Gumercinda, una de las pocas vendedoras de calaveritas de azúcar y dulces para ofrenda que se coloca en el mercado Emiliano Zapata de la ciudad de Puebla, y quien considera que mucha gente aún compra este tipo de productos para decorar su ofrenda.
En entrevista con Imagen Poblana, la vendedora señaló que ella solamente se dedica a la venta de estos dulces, pero no a su elaboración; sin embargo, considera que es un buen complemento para la venta de otros productos tradicionales de la temporada.
"Se vende cada año y la verdad es que es un buen complemento porque la gente viene por el papel picado o cualquier otro adorno y se encuentra con los dulces y entonces se lleva una o dos calaveritas, yo por eso digo que se sigue vendiendo bien", explicó.
Después de hacer la inversión para adquirir los productos, ella vende las calaveritas de azúcar o de chocolate de tamaño regular en 20 pesos, mientras que una más grande o con una decoración diferente cuesta entre 50 y 80 pesos.
Hay calaveritas más pequeñas que cuestan de 5 a 10 pesos, mientras que algunos de los dulces de azúcar que simulan ser frutas, cuestan entre 2 y 3 pesos según la figura, así como el número de piezas que se adquieran.
Más de adorno que para consumo
La señora Gumercinda señala que, de acuerdo con su experiencia, la mayoría de sus clientes adquiere este tipo de dulces solamente como un adorno para sus ofrendas, debido a que la mayoría de las personas ya no se las comen.
"Luego vienen las señoras y se llevan solamente una o dos piezas, pero porque dicen que ya no se las come nadie en su casa, solamente las quieren para adornar su ofrenda, eso sí ha cambiado, porque antes yo me acuerdo que lo primero que queríamos comernos los niños eran las calaveritas", reveló.
Agregó que generalmente las personas que ponen ofrenda para seguir la tradición del Día de Muertos, adquieren por lo menos una o dos calaveritas, pero lo atribuye más a un problema económico que de tradición, pues muchas familias deciden hacer una ofrenda más pequeña y no tan grande como se hacía antes.
En ese sentido explicó que la mayoría de la gente decide comprar calaveras de chocolate o incluso de amaranto, mientras que las de azúcar son las que menos se venden, pero aun así las continúa comercializando se pues se trata de un producto tradicional.
"Supongo que la gente ya no le gusta el dulce de azúcar, entonces prefieren comerse algo de chocolate o de amaranto, pero aun así las de azúcar se venden porque la mayoría de las personas la ve como la figura tradicional", puntualizó.