Las tretas que usan los estafadores para enganchar a víctimas se diversifican cada vez más y recientemente han recobrado popularidad los casos de un engaño llamado “la matanza del cerdo”, esto con la finalidad de alertar a posibles víctimas y evitar que entreguen su dinero a desconocidos.
Los registros de las autoridades no apuntan a que se haya registrado alguna estafa de este tipo en México; sin embargo, ya hay casos en Latinoamérica en países como Perú y Brasil, aunque es en Europa y Estados Unidos donde actualmente se tiene el mayor número de casos.
Esta estafa se remonta a finales del 2019 cuando algunas personas en China denunciaron haber sido víctimas de un engaño a través de criptomonedas por parte de personas que previamente se habían hecho sus amigas y les habían dado apoyo moral.
Este modelo de estafa fue prolífero y rápidamente salió de Asia para concentrarse en Estados Unidos, donde actualmente hay miles de personas defraudadas bajo este esquema denominado "matanza del cerdo".
La estafa consiste en contactar a la víctima a través de aplicaciones de mensajería instantánea, como pueden ser Facebook u otras redes sociales, evitando siempre hacer llamadas telefónicas, lo cual permite incluso defraudar a personas en varios países.
Generalmente, el mensaje de enganche simula contacto por equivocación, es decir, señalan que conocen a la persona de algún lado o que la confunden con otra, aunque en realidad la víctima siempre está ya identificada.
Después de hacer el primer contacto, los estafadores empiezan a entablar una conversación con la víctima, a quien ya tienen estudiada previamente e incluso clasificadas gracias a redes sociales como LinkedIn, donde obtienen su edad, actividad laboral y hasta nivel de estudios.
Generalmente “la matanza del cerdo” es calificada como una estafa romántica, ya que los estafadores buscan crear relaciones afectivas con sus víctimas, ya sea volviéndose sus amigos, confidentes o incluso mostrando interés amoroso o afectivo en la persona a la que pretenden defraudar.
Es en esta relación donde la estafa obtiene su nombre, ya que las víctimas son calificadas como "cerdos" y, debido a que no es una estafa instantánea, sino que puede durar semanas o incluso meses, se califica este periodo como la "engorda", mientras que al momento en el que se concreta la estafa se le llama "matanza".
Después de los días, semanas o meses que haya requerido el estafador para ganarse la confianza de esta persona, entonces procederán a obtener su dinero, pero no lo harán pidiéndoselo de forma directa, sino le sugerirán invertir para mejorar sus ingresos a través de una plataforma fraudulenta.
El trabajo del defraudador continúa, pues generalmente se les pide hacer depósitos conjuntos para ganarse aún más la confianza de la persona, por lo que si se iba a invertir 20,000 dólares, el defraudador ofrece invertir la mitad de ese dinero.
El problema se descubre hasta que las víctimas quieren retirar las ganancias de su inversión, percatándose de que en realidad invirtieron en un fondo perdido y que sus ahorros no retornarán a ellos pues en realidad no participaron en un modelo de inversión, sino simplemente entregaron su dinero a alguien que no conocían personalmente.
Para prevenir este tipo de situaciones, las autoridades piden a las personas que no confíen de forma fácil cualquier individuo que los contacte por internet y que busque hacerse su amigo de la nada. Además, un signo de sospecha podría ser la invitación a algún modelo de inversión del cual nunca habían escuchado.
A diferencia de otros modelos de fraude en los que los estafadores se centran en algún grupo específico de edad, género, o nivel socioeconómico, en este caso los delincuentes están preparados con diferentes guiones para adaptarse a la condición que tenga su víctima, sin importar cual sea.