México ha sufrido diversos desastres naturales que han dejado una huella importante en la población, no solo por la destrucción que causaron, sino también por el daño sicológico que generaron. Uno de los fenómenos más recurrentes en el país son los sismos, que están muy presentes en la memoria de la gente, sobre todo después de lo ocurrido el 19 de septiembre de 1985 y en 2017.
Han pasado varios años desde aquellos catastróficos acontecimientos, pero el miedo y la ansiedad permanecen en el imaginario colectivo de la sociedad mexicana, pues muchas personas experimentan sentimientos negativos ante la incertidumbre de saber que en cualquier momento puede volver a temblar.
Este tipo de sensaciones son comunes, pues de acuerdo con la sicóloga Nallely Ruíz “se trata de un estímulo respuesta”, por lo que los movimientos telúricos de 1985 y de 2017 han condicionado inconscientemente el comportamiento de las personas. Debido a eso, ahora es normal asociar cualquier ruido similar a la alarma sísmica con un temblor.
“Los seres humanos tienen un innegable sentido de supervivencia, por lo que pensar en la muerte suele ocasionar sentimientos de angustia y pánico, sobre todo cuando puede presentarse en medio de los escombros de un imponente edificio”, explicó Ruíz.
#DATO Luego de un sismo, entre el 2,5% y 3,5% de los afectados puede sufrir de Tremofobia, es importante asistir a un especialista si el miedo es excesivo #GeneramosTranquilidad #SistemaIntegrado #sismos @CaraboboGB @Jacobo_Vidarte pic.twitter.com/sLgsvsxzu2
— Sistema Integrado (@SistemaCarabobo) January 16, 2019
La experta indicó que en la sicología, el temor persistente e irracional a los movimientos telúricos se conoce como tremofobia, además, está muy presente en el país, sobre todo en las zonas que han sufrido los estragos de estos fenómenos, como la Ciudad de México.
La tremofobia puede presentarse como una especie de estrés post traumático, pues el simple hecho de pensar que en cualquier momento puede ocurrir un terremoto produce en el cerebro un sentimiento de angustia que con el tiempo puede convertirse en un trastorno.
“Nos da miedo revivir la situación, que nos vuelva a pasar o que nos lastimemos, eso genera mucha angustia y propicia que la gente se sienta más irritable, con miedo, insomnio y, por supuesto, desesperanza”, expresó la sicóloga.
Los síntomas que pueden presentar las personas varían, pero van desde una crisis nerviosa hasta desarrollar un trastorno de pánico, que viene acompañado de nerviosismo, un ritmo cardiaco y respiración acelerados, sudoración, hormigueos, temblores en el cuerpo y la repetición de pensamientos catastróficos.
Las personas que padecen tremofobia pueden tener una reacción exagerada a los estímulos, es decir, asociar cualquier movimiento con un sismo o confundir un ruido con la alarma sísmica. También es común que tengan pesadillas y que recuerden sus experiencias en temblores pasados.
La experta detalló que aquellos que han sufrido daños graves en su salud mental a raíz de un terremoto deben recibir atención especializada, aunque dijo que brindar los primeros auxilios sicológicos a una persona que presente una crisis o que esté en estado de shock es importante.
#UNAMrecuerdaA los sismos ocurridos en México en 1985 y 2017 con el #Especial de @unamglobal. La prevención es primordial, ya que los sismos no se pueden predecir > https://t.co/7GuxzTm2lT pic.twitter.com/jCbt5nVH1h
— UNAM (@UNAM_MX) September 19, 2022
“Si estamos en un momento de shock podemos dar los primeros auxilios psicológicos, los cuales se enfocan en tratar de escuchar a la persona, tratar de entender lo que está padeciendo y brindar posibles soluciones para tratar de calmarlo ante una inminente crisis”, explicó Ruíz.
De manera estricta, la intervención sicológica básica está compuesta por cinco pasos, el primero consiste en establecer el contacto psicológico, después es necesario examinar las dimensiones del problema, analizar las posibles soluciones, de este modo, será posible asistir en la ejecución de una acción concreta y finalmente se debe dar seguimiento.
Finalmente, la experta hizo un llamado a atender las afectaciones en la salud mental que los terremotos generan, pues instituciones como Protección Civil solo brindan las herramientas para mantenerse a salvo físicamente, pero no se proporcionan alternativas para manejar las crisis emocionales que este tipo de fenómenos causan en la población.