Un politólogo estadounidense analizó las personalidades de 19 presidentes estadounidenses que ocuparon el cargo entre 1897 y 2009 (de William McKinley a George W. Bush) y descubrió que el grado en que un comandante en jefe mostraba ciertos rasgos de personalidad está relacionado con la duración de las guerras que presidieron.
John P. Harden utilizó datos extraídos de la base de datos Correlates of War, que hace un seguimiento de los conflictos en los que se producen al menos 1.000 muertes en batalla en un periodo de un año, es decir, alrededor de 11 operaciones para EU durante el periodo de estudio.
Para medir las tendencias narcisistas se utilizaron altos niveles de asertividad y búsqueda de emociones, y bajos niveles de modestia, conformidad y franqueza.
"Los presidentes más narcisistas tienden a salir de las guerras solo si pueden decir que ganaron, y alargarán las guerras para encontrar una forma de declarar algún tipo de victoria. Quieren parecer heroicos, fuertes y competentes, incluso si significa luchar en la guerra más allá de lo razonable", afirmó el politólogo de la Universidad Estatal de Ohio.
Aquí las invasiones y guerras que han hecho los últimos Presidentes de EU, y el que más cola tiene, fue Premio Nobel de la Paz.
— Rey Leonidas (@FrancoPourcel) November 9, 2020
Lo bueno es que, como leí por ahí, los mexicanos celebran como si hubiera ganado Mahatma Gandhi. pic.twitter.com/NxGaaNoSnc
En general, los ocho líderes que puntuaron por encima de la media en narcisismo (encabezados por Lyndon B. Johnson y Franklin D. Roosevelt) pasaron una media de 613 días en guerra, frente a los 136 días de los 11 presidentes que estuvieron por debajo de la media en narcisismo (McKinley y Howard Taft obtuvieron las puntuaciones más bajas).
Los jefes estadounidenses que obtuvieron una puntuación más baja en narcisismo, incluidos McKinley y Eisenhower, tendían a anteponer los intereses del Estado. Las guerras se terminaban lo más rápidamente posible. Por otra parte, los presidentes peor clasificados en cuanto a narcisismo, como Roosevelt y Nixon, eran menos propensos a separar los intereses personales de los del Estado, prolongando los conflictos durante más tiempo.
El estudio muestra que la relación se mantiene incluso cuando se tienen en cuenta otros factores, como el clima político en EU, el terreno en el que se libra la guerra, el equilibrio de poder entre los combatientes y si el propio presidente tiene o no experiencia militar previa. Sin embargo, la disposición de la persona al mando podría ser un factor más importante de lo que se pensaba.
"Los presidentes narcisistas dedican más tiempo a preocuparse por su imagen que los demás presidentes", señaló Harden. En su opinión, "estas motivaciones, sobre todo el deseo de proteger la imagen personal de un jefe de Estado, hacen que alarguen las guerras más de lo necesario", puntualizó el politólogo.