Miguel Ángel Félix Gallardo… el sordo, tuerto y cansado “jefe de jefes”

Miguel Ángel Félix Gallardo… el sordo, tuerto y cansado “jefe de jefes”

Esta semana, un juez federal de la Ciudad de México concedió al narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo el beneficio de la prisión domiciliaria, luego de permanecer más de 30 años encarcelado en el penal de Puente Grande, donde cumple una condena de 40 años por diversos delitos.

 

El llamado “jefe de jefes” no ha abandonado aún el penal, pues parece que esta determinación será impugnada y podría mantenerse preso en esta cárcel, lo que significaría un nuevo revés en el objetivo de seguir su proceso desde su casa.

 

Miguel Ángel Félix Gallardo puede ser considerado como el iniciador del “boom” de los grandes cárteles del narcotráfico en México, ya que la expansión que logró en los años 80 en el tráfico de droga, comenzando por la marihuana e incursionando en la cocaína, lo llevó a ser considerado como el “jefe de jefes” de todos los capos de esa época.

 

 

Félix Gallardo pudo codearse con los personajes más importantes de México e incluso fue respetado por políticos y gobernantes, además de que estableció puentes de cooperación con los dos mayores cárteles del narcotráfico colombiano, el cártel de Cali y el cártel de Medellín, este último comandado por Pablo Escobar.

 

El peor de sus actos y probablemente su mayor error fue el asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar, pues junto con su primo y socio Rafael Caro Quintero, ordenó la tortura y posterior muerte de este agente, lo que desató la persecución en su contra.

 

En 1989 fue capturado en una de sus lujosas residencias, dejando acéfalo el cártel de Guadalajara, pero con la maquinaria del narcotráfico echada a andar, lo que se convirtió en un problema que hasta nuestras fechas no se ha logrado eliminar.

 

 

Lo cierto es que los crímenes y acciones de Félix Gallardo lucen menores a los que se ven día a día en el México actual, pues no solo se tortura a una persona, sino que se hacen masacres donde no importa terminar afectando a mujeres y niños por igual.

 

Hoy, el “jefe de jefes” luce sordo, tuerto y cansado, con problemas respiratorios por una neumonía que no lo deja mantenerse en pie. Las operaciones son una constante para este capo, que de ser el narcotraficante más importante y respetado de México pasó a ser solo un convicto de la tercera edad que ruega por terminar sus días fuera de la cárcel.

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