El lanzamiento de la primera misión lunar rusa en casi medio siglo, Luna-25, se planea para julio o agosto del próximo año, tras solucionar los problemas del dispositivo de medición de velocidad y alcance, informó la corporación espacial rusa Roscosmos.
"La implementación exitosa de estas medidas permitirá asegurar el lanzamiento de la nave espacial Luna-Globe en la 'ventana astronómica' de lanzamiento de 2023 [en julio o agosto de ese año]", indica el comunicado.
La empresa espacial especifica que la nave solo puede ser lanzada durante la ventana astronómica de lanzamiento, la cual empieza en mayo y termina en septiembre, y este año ya no podrá ser debido a dificultades técnicas.
"El principal problema que afecta al cronograma de preparación del lanzamiento es el incumplimiento de las características del medidor de flujo ultrasónico Doppler [cuyo desarrollador es la compañía rusa Vega Radio Engineering] con los requisitos de los términos de referencia", resalta.
Roscosmos señala que la Asociación Científica y de Producción Lávochkin (NPO Lávochkin), constructora del vehículo espacial, está analizando las opciones para finalizar el esquema de aterrizaje y los algoritmos de control del movimiento de la nave.
El lanzamiento, que inicialmente estaba programado para julio de 2022 y fue aplazado varias veces, se efectuará con la ayuda del cohete portador Soyuz-2.1b.
Los principales objetivos de la misión son perfeccionar las tecnologías de aterrizaje suave en zonas polares y realizar una exploración del área designada cerca del polo sur del satélite natural de la Tierra.
La anterior misión lunar rusa, Luna-24, fue lanzada en los tiempos de la Unión Soviética, en 1976.