Un equipo de investigadores australianos ha encontrado en la isla asiática de Borneo la evidencia más antigua de la historia de una amputación quirúrgica. Se trata del esqueleto de un joven que vivió hace al menos 31,000 años, a quien le fue cercenado el pie izquierdo durante la infancia, aunque sorprendentemente, el individuo logró recuperarse y vivió entre seis y nueve años más.
El hallazgo ha demostrado que en las selvas tropicales asiáticas ya se utilizaba este procedimiento miles de años antes del que se creía el registro más antiguo conocido, ubicado en occidente. Este descubrimiento ha sorprendido a los investigadores, pues una cirugía así requiere de un conocimiento completo de la anatomía humana y la higiene quirúrgica.
Antes de los desarrollos clínicos modernos, como los antisépticos, las personas que se sometían a una amputación morían desangradas o por una infección posterior. Antes de este hallazgo, la operación antigua más compleja de la que se tenía registro era la extirpación del brazo a un hombre en la actual Francia, que fue practicada hace unos 7,000 años.
Los científicos encontraron los restos en una cueva de piedra caliza de Liang Tebo, ubicada en el Kalimantan Oriental. Por otro lado, hasta el momento se desconoce el motivo de la amputación, en este sentido, los investigadores descartaron la opción de que le quitaran el pie como parte de un castigo de su tribu, pues el cuerpo fue enterrado de manera cuidadosa y deliberadamente entre seis y nueve años después de la cirugía, además, hay signos de curación ósea en el sitio de la amputación.
La primera amputación quirúrgica de la historia: un joven de Borneo sobrevivió a la extirpación de un pie hace 31.000 años https://t.co/1k62DFwQNq pic.twitter.com/ty05mufK35
— Victoria Ibañez (@Vicky_Ibannez) September 7, 2022
Los autores de la investigación explicaron que la amputación no pudo ser provocada por el ataque de un animal u otro accidente, pues las evidencias son consistentes con una amputación quirúrgica, ya que el hueso de la pierna muestra un corte inclinado limpio.
No se sabe qué tipo de herramienta afilada se utilizó, pero está claro que quienes lo hicieron debían tener un conocimiento detallado de la estructura de la extremidad, los músculos y los vasos sanguíneos para evitar la pérdida de sangre fatal y la infección.
Los expertos indicaron que el niño vivía en una comunidad de cazadores-recolectores, que se movía constantemente en búsqueda de alimento, por lo que su recuperación tuvo que ser todo un desafío, ya que las personas que pierden una extremidad necesitan de mucho descanso y rehabilitación.
Se desconoce qué tipo de cuidado recibió el niño después de la operación, pero su supervivencia indica que los grupos prehistóricos ya brindaban atención especial a los débiles y necesitados, además, el hecho de que fuera enterrado años después, sugiere que esas consideraciones continuaban más allá de su muerte.