Según un estudio elaborado por científicos de la Universidad de California, Berkeley, la falta de sueño puede perjudicar la conciencia social básica, teniendo actitudes antisociales o de egoísmo. Dicho factor no solo daña el bienestar mental y físico de un individuo, sino también compromete los lazos entre personas e incluso el sentimiento altruista de toda una nación.
De esta forma, los científicos demostraron que tras el comienzo del horario de verano, y perder una hora del día, el 10 por ciento de las personas comienza a tener dichas alteraciones. Mientras, las personas que residen en estados donde no se cambian los relojes, o cuando los estados regresan a la hora estándar en el otoño, no presentaban actitudes antisociales o de egoísmo por la falta de sueño.
El estudio fue dirigido por el científico investigador de UC Berkeley Eti Ben Simon y Matthew Walker, profesor de psicología de UC Berkeley. "Este nuevo trabajo demuestra que la falta de sueño no solo daña la salud de un individuo. Sino que degrada las interacciones sociales entre individuos y, además, degrada el tejido mismo de la sociedad humana. La forma en que operamos como una especie social, y somos una especie social, parece depender profundamente de cuánto dormimos", señaló Walker.
"Estamos empezando a ver más estudios, incluido este, donde los efectos de la pérdida de sueño no solo se detienen en el individuo, sino que se propagan a quienes nos rodean. [...] Si no duerme lo suficiente, no solo perjudica su propio bienestar, sino también el bienestar de todo su círculo social, incluidos los extraños", esbozó Ben Simon.
Frente a tal situación, el estudio se realizó mediante tres evaluaciones separadas en donde se analizó el impacto de la falta de sueño en la disposición de las personas a ayudar a los demás. Así pues, el primer estudio fue elaborado con la participación de 24 voluntarios sanos en una resonancia magnética funcional. En la cual, escanearon sus cerebros después de ocho horas de sueño y después de una noche sin dormir. Tras ello, descubrieron que las áreas del cerebro que se activa cuando las personas sienten empatía por los demás, estaban menos activas después de una noche de insomnio.
Asimismo, en la segunda evaluación rastrearon a más de 100 personas en línea durante tres o cuatro noches. Así pues, durante este tiempo midieron la calidad de su sueño y luego evaluaron su deseo de ayudar a los demás. "Aquí encontramos que una disminución en la calidad del sueño de una persona de una noche a la siguiente predijo una disminución significativa en el deseo de ayudar a otras personas de un día posterior al siguiente", aseguró Ben Simon. Agregó, "aquellos que durmieron mal la noche anterior fueron los que informaron estar menos dispuestos y ansiosos por ayudar a los demás al día siguiente".
Finalmente, la tercera parte del estudio involucró la extracción de una base de datos de 3 millones de donaciones caritativas en Estados Unidos entre 2001 y 2016. Sin embargo, por el cambio del horario de verano y la pérdida de una hora de se encontró una disminución del 10% en las donaciones. "Cuando las personas pierden una hora de sueño, hay un claro impacto en nuestra bondad humana innata y nuestra motivación para ayudar a otras personas que lo necesitan", opinó Walker.
Ante tal escenario, los científicos Walker y Ben Simon mostraron que la falta de sueño obligaba a las personas a retraerse socialmente y aislarse más socialmente. La falta de sueño puede generar actitudes antisociales o de egoísmo y se pueden contagiar tal y como una gripe. "Es hora de que como sociedad abandonemos la idea de que dormir es innecesario o un desperdicio y, sin sentirnos avergonzados, comencemos a dormir lo que necesitamos". "Es la mejor forma de bondad que podemos ofrecernos a nosotros mismos, así como a las personas que nos rodean", concluyó el científico Ben Simon.