Es muy común conocer a alguien que en la mayoría de las ocasiones llega tarde a alguna reunión o compromiso, del mismo modo, también es frecuente asociar este hecho a la desorganización, falta de previsión o incluso a la pereza, pero la ciencia ha encontrado una explicación que va mucho más allá.
Un estudio elaborado por la Universidad de Washington descubrió que algunas personas tienen dificultades para controlar la noción del tiempo, por lo que es más complicado para ellas calcular los minutos necesarios de anticipación para llegar a una cita a la hora establecida.
En realidad, es muy frecuente que estas personas alteren su percepción del tiempo, es decir, que piensen que llevan 15 minutos haciendo una tarea cuando realmente han pasado 50. Los científicos llevaron a cabo diferentes pruebas con varios sujetos para estudiar sesgos de algunos periodos en adultos, así como su gestión y la planificación, para determinar cómo influyen en la memoria eventual basada en el tiempo.
Los resultados demostraron que no todas las personas utilizan las mismas estrategias para gestionar las horas, esto es algo que influye al momento de llevar a cabo diversas tareas en la vida diaria, lo que crea sesgos de tiempo diferenciales dentro de una misma situación.
El estudio no trata de justificar a aquellos que siempre llegan tarde, pues a pesar de estas diferencias al controlar y percibir el tiempo, se pueden buscar soluciones, como mirar frecuentemente el reloj o esforzarse más en la planeación requerida para llegar puntual a un lugar.
