Gula. Altos salarios y la irracionalidad del poder

Gula. Altos salarios y la irracionalidad del poder

Los altos salarios de funcionarios públicos, aparte de ser una ofensa para el pueblo, rebelan los extremos de la saciedad en la irracionalidad del poder. Tener más, para dominar más. La gula, ese extraño pecado capital como lo consideran las religiones, no solo es el devore excesivo de alimentos. Es el insaciable apoderamiento de lo que causa placer sin importar consecuencias. Así se violen leyes o existan millones en la miseria. Como pecado capital, la gula derrama su extensión a muchas opiniones, pero la que más impacta es la clásica de Platón, que acusa a los glotones de conducir a la dictadura de estado. Parece mentira que la conducta insaciable de un devorador de alimentos, lleve a un país a esos extremos, pero el filósofo griego hablaba en torno de la irracionalidad. Alguien que es capaz de perder la razón ante la comida, o en este caso por el dinero, está demostrando la irracionalidad de una conducta que afecta su comportamiento en una sociedad. Si los ciudadanos y el funcionario llegan a esa falta de razón, lo que sigue es la dictadura, lo irracional. En un medio murciano, Zarabanda, me encontré una frase que coincide con Platón: quien cae en la gula, dice, “va más allá de la voluntad humana y el libre albedrío. Una esclavitud como las que producen las adicciones graves”. La gula es abordada desde muchos puntos de vista y su carácter obsesivo lleva incluso a la psiquiatría. Para la religión es un simple pecado. 

 

La gula por el poder y la riqueza y dominación de los pueblos

 

En la antigüedad a los acusados de gula, se les sometía al fuego y al azufre. Y en el infierno de Dante, los golosos eran entregados al perro Cerbero, para que los hiciera pedazos. Solo por ser tragón, diría uno. Pero la gula era para los pensadores, una metáfora de la pobreza, que a diferencia de la avaricia que acumula riquezas para un ser mismo, la gula es un mecanismo de enriquecimiento desbocado, expuesto para dominar. Decir que millones de pobres en México, son culpa de la gula, puede sonar extraño. En un país en donde el 45 por ciento de las muertes por Covid fue de gente con viejas morbilidades, la gula tuvo un papel importante también. Si seguimos de cerca a Platón, entre otros filósofos y pensadores, veremos que la gula por el poder, la acumulación de riquezas para controlar a los demás, es la causa de la pobreza en muchos países actualmente. Se sostiene que ese poderío les servía a los gobernantes para mantener el control en los pueblos con un mecanismo contrario. Si se rebelaban en lugar de darles comida en exceso, se les suspendía y listo. Un ejemplo es el nuestro, por el saqueo que acaparó nuestros bienes, los que controlaban el poder reducían la inversión y la población empobrecía. La salud y la alimentación sana sufrían las consecuencias. También la deuda externa aumentaba.

 

La gula como saciedad extrema, produce muchas enfermedades

 

Si decimos que la gula como tal lleva a graves consecuencias por causa del control económico, deja de sonar extraño. Los problemas de salud en un país, han estado fincados en la falta de atención ¿Y por qué no se atendían?, porque los recursos se utilizaban y en algunos casos se utilizan, para otras cosas, entre ellas los altos salarios o el dispendio. México está dentro de los países con mayor obesidad en el mundo. La OCDE que siempre estigmatiza a México, dice que el 38.5 por ciento son gordos en México, 13 por ciento obesos y 25 con sobrepeso. En 2018 la población mexicana tenía en promedio 73 por ciento de sobrepeso de los 20 en adelante: ha aumentado en 75, aunque las cifras son dispares. Enfermedades como hipertensión, los males cardíacos y la diabetes son el resultado de esa mala alimentación desordenada, que cae en la gula con alimentos pobres, sin sustancia. Solo en diabetes se mencionan 14 millones con un aumento bianual de 10 por ciento. La información oficial que señala que 45 por ciento de las muertes por Covid tenían viejas morbilidades, advierte que muchas de éstas fueron ocasionadas por  exceso de mala alimentación y pueden catalogarse en la gula. Este pecado capital se cuela en todas partes como algo irracional, y le da la razón a Platón

 

La gula y la gran comilona una formula para el suicidio

 

La gran Comilona (1973) filme franco italiano dirigido por Marco Ferreri, siempre se toma como ejemplo de cómo la comida puede tener un destino diferente a la nutrición. Hay muchos filmes que llevan a lo mismo, aunque no tan impactantes como el del director italiano, autor también del guión. Por lo general lo que predomina es la falta de alimentos, desnutrición que lleva a la muerte. Una gula al revés. Los críticos de esa película que causó ascos y vómitos, pese a su maestría, la han relacionado con la obra del Marqués de Sade, Las 120 Jornadas de Sodoma (Editorial Fundamento 2002). En ésta se van hilvanando no solo comilonas sino todos los tipos de excesos. Cuatro grandes actores, Marcelo Mastroiani, Ugo Tognazi, Michel Piccoli y Phillippe Noiret, fueron seleccionados para una travesía de suicidio, que muestra todos los excesos, en el filme. La gula como un verdadero pecado capital, en su apogeo. Igual que la desmesura por los altos salarios de algunos funcionarios.