Hambrunas y enfermedades permitieron consumo actual de leche por humanos

Hambrunas y enfermedades permitieron consumo actual de leche por humanos

Foto: Pixabay

El consumo de leche es una práctica extendida en todo el mundo, pero muchas personas tienden a sufrir molestias tras beberla debido a que son intolerantes a la lactosa, el azúcar natural de este alimento. Esta condición es muy dispar geográficamente, por ejemplo, la mayoría de europeos pueden tomarla sin ningún problema, a diferencia de los asiáticos, que sufren problemas digestivos como calambres, diarrea o flatulencias.

 

Se cree que esta intolerancia corresponde a un cambio fisiológico heredado de nuestros antepasados que ocurre al final de la infancia, que permitía a la madre dejar de amamantar para quedar embarazada nuevamente con mayor facilidad. Hasta ahora, la ciencia señalaba que los humanos consiguieron resistir el consumo de leche gracias a un gen que surgió en la prehistoria, pero puede que esto no sea así.

 

Un equipo internacional de investigadores dirigido por la Universidad de Bristol y el University College de Londres (UCL), descubrieron que las antiguas poblaciones ya consumían este alimento mucho antes de que pudieran digerirlo debido a las hambrunas y la exposición a enfermedades infecciosas.

 

Los expertos trazaron un mapa que mostraba los patrones históricos del consumo de leche durante los últimos 9,000 años, de ese modo, demostraron que el rasgo genético de persistencia de la lactasa no fue común hasta alrededor del año 1,000 a.C., casi 4,000 años después de que se detectara por primera vez.

 

“La variante genética de persistencia de la lactosa fue impulsada a una alta frecuencia por algún tipo de selección natural. El problema es que una selección natural tan fuerte es difícil de explicar”, señaló Mark Thomas, coautor del estudio.

 

 

Los investigadores reunieron datos de fragmentos de cerámica de 554 sitios arqueológicos de entre los años 7,000 a.C. y 1,500 a.C, en los que detectaron residuos de grasa láctea, por lo que se deduce que tenía leche.

 

Los resultados mostraron que esta bebida se usó ampliamente en la prehistoria, aunque aumentó y disminuyó en diversas regiones durante distintas épocas. Tras analizar los datos, se demostró que no hay una relación directa entre el aumento en el consumo de la leche y la aparición del gen que permite digerirla, por lo que los autores piensan que las hambrunas y la exposición a patógenos fueron responsables de este proceso de selección natural.

 

“Por una parte, en períodos de crisis (como en las hambrunas) se incrementa el consumo de leche al agotarse el resto de recursos. En individuos gravemente malnutridos y que no tienen persistencia a la lactasa, la diarrea asociada al consumo de leche tendría unas consecuencias más graves. La persistencia a la lactasa en estos casos conferiría una importante ventaja selectiva (mayor supervivencia)” explican los científicos.

 

Los humanos sanos, incluso aquellos que no son persistentes a la lactasa, podían consumir leche felizmente sin enfermarse. Sin embargo, los débiles, desnutridos o enfermos intolerantes tendrían más probabilidades de morir antes o durante sus años reproductivos, lo que elevaría la prevalencia de la persistencia de la lactasa en la población.

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