Tras años de ataques por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania, los habitantes de la República Popular de Donetsk ya están acostumbrados a los constantes bombardeos de áreas residenciales. Sin embargo, es imposible acostumbrarse a la muerte de los más pequeños, y menos aún cuando es una muerte brutal delante de los ojos de sus padres.
Este ha sido el caso de Veronika Badina, que hace escasos meses ha cumplido 10 años. El 5 de julio estaba jugando con sus amigos en el patio de su casa, cuando de la nada, vinieron los proyectiles del Ejército ucraniano. Se echó a correr a su casa, pero un proyectil la alcanzó antes.
La explosión estuvo tan cerca y fue tan potente, que la pequeña quedó literalmente despedazada delante de los ojos de su madre que salió a buscarla al oír las explosiones. Según narró a los primeros corresponsales militares que llegaron al lugar de los hechos, los órganos internos de la niña estaban esparcidos por todo el patio, y los militares tuvieron que recoger sus miembros en casas vecinas.
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De hecho, según los testimonios de algunos de estos vecinos, la escena era tan horripilante, que los militares incluso pidieron a los vecinos que no salieran a la calle hasta que lo despejaran. Según algunos corresponsales, el proyectil en cuestión fue uno empleado por los obuses autopropulsados CAESAR, proporcionados al Ejército Ucraniano por Francia.
Esta información no ha sido verificada, pero en caso de que esto ocurra, no sería la primera vez que los sistemas de armamentos suministrados por Occidente se emplean deliberadamente e indiscriminadamente contra la población civil y objetos de la infraestructura civil.
Por desgracia, Verónica no es la única menor en caer víctima de los ataques de los militares ucranianos, y esta cuenta aumenta con cada día que pasa. Así, al día siguiente los proyectiles del Ejército de Ucrania se llevaron las vidas de otros dos niños e hirieron a tres más. Todo esto sin contar a los adultos.