Profesionista e influencer, una combinación poco confiable

Profesionista e influencer, una combinación poco confiable

Foto: Unsplash

La revolución de las redes sociales es imparable, diariamente vemos cómo la tecnología sigue avanzando y orilla a las personas a digitalizar cada vez más su vida, su empleo y la forma en la que consume productos o servicios.

 

Las plataformas digitales han cambiado la manera en la que nos relacionamos con el mundo, una de las que más impacto ha tenido sin duda es TikTok, pues desde su nacimiento, los videos mostrados ahí se han convertido en uno de los formatos más populares para transmitir un mensaje.

 

Esta red social se ha caracterizado por contar con información de todo tipo que está al alcance de cualquiera, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿lo que se consume en internet debe considerarse cierto solo porque tiene millones de reproducciones?

 

En China, considerada la potencia económica que más se ha desarrollado en los últimos años, existe un código y reglamento para los generadores de contenido digital, mejor conocidos como “influencers”.

 

Mientras que para algunos se trata de un acto de censura, pues el código establece que no pueden promoverse ideas subversivas de carácter político, para otros es bueno ya que también incluye una vigilancia de quién y porqué dicen las cosas.

 

Por ejemplo, la Administración Estatal de Radio y Televisión de China y el Ministerio de Cultura y Turismo, determinaron que los “influencers” que se dediquen a generar contenido que aborde temas de carácter legal o médico deberán de contar con estudios universitarios.

 

La reglamentación estipula que en videos de este tipo, los creadores deberán de mostrar durante su transmisión el documento que los avala como médicos o abogados titulados, garantizando que tengan conocimiento de lo que están hablando.

 

¿Qué tanto les crees a los influencers?

 

En occidente, incluyendo México, tenemos muchos “influencers” que un día hablan de automóviles, al otro de historia o de turismo, al tiempo que se dedican a vender hamburguesas o tacos de sus restaurantes virtuales.

 

Mariana es una de las millones de personas que tiene una cuenta de TikTok, YouTube, Instagram y Facebook. En las dos primeras redes no sube contenido, pero en las cuatro consume múltiples tipos de entretenimiento, incluidos los videos de youtubers y tiktokers.

 

Entrevistada por este medio sobre la regulación en China, consideró que en México y muchos países debería de estar presente el mismo tipo de control, ya que está consciente de que muchas personas siguen "ciegamente" lo que ven en redes sociales.

@drwaalter

Si hay una cosa que deberías saber de medicina, que por favor sea esta #doctor #fyp #aprendeentiktok #aprendecontiktok #neuro

♬ SOLD OUT - Devin Kennedy

 

"La pediatra de mi bebé sube contenido a Instagram, yo sé que es pediatra porque he ido a su consultorio, pero puede que no todos lo sepan y eso pasa cuando ves a alguien hablando de remedios caseros, de dietas o de tratamientos médicos, pero no sabes si es nutriólogo o doctor", señaló.

 

Para ella los tutoriales de YouTube le han sido muy útiles, pero solo en temas comunes como arreglar un mueble, descargar un programa o aprender a usar un electrodoméstico, por lo que no confiaría en la información divulgada ahí relacionada con temas médicos o legales.

 

"Siempre es mejor buscar a un experto y hablarlo en persona. Estoy de acuerdo en que los profesionistas deben de buscar clientes en redes sociales, pero no debes de quedarte solamente con lo que ves ahí, tienes que acudir y tratarlo de forma personal", concluyó Mariana.

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