La reproducción entre las especies marinas es una tema amplio y complejo, en primera instancia, la mayoría de los animales acuáticos utilizan la fecundación externa, es decir, que los machos liberan en el agua sus espermatozoides con el fin de que viajen hasta encontrar un óvulo que puedan fecundar. Esto no funciona así para los tiburones, pues ellos se reproducen a través de la fecundación interna, algo poco común y que los ha llevado a ser conocidos como los "mejores amantes de la naturaleza".
Este proceso es un invento evolutivo trascendental que permite a los escualos reproducirse gastando menos energía y con mayor efectividad. La fecundación interna es más segura que el vertido libre de gametos en el agua, pues las probabilidades de que los espermatozoides alcancen su objetivo son escasas, ya que los gametos son fundamentalmente comida para los animales.
Esta desventaja cambió a lo largo de los años en algunos grupos de especies marinas, como los tiburones, que desarrollaron los apéndices copuladores, canales físicos y exclusivos que permiten el contacto directo entre gametos. El consecuente aumento de la eficiencia del proceso reproductivo propició que la selección natural favoreciera todo lo que representara una mejora de los órganos reproductores.
Los tiburones tienen dos “penes”, estos son un par de hemipenes que se llaman claspers. (Adjunto imágenes de los claspers y una de la copula) pic.twitter.com/oDtLNF1Yvp
— ???? (@dquinonez__) June 26, 2020
En este sentido, los machos de elasmobranquios (tiburones y rayas, básicamente) desarrollaron los apéndices copuladores denominados pterigópodos o cláspers. Cuando alcanzan la madurez sexual, estos órganos representan una porción importante de la longitud total del cuerpo, ocupando un tercio del tamaño total de un tiburón.
Por otro lado, no necesitan de ninguna estimulación especial para alcanzar la rigidez necesaria que les permita una cópula eficiente, pues disponen de un sistema esquelético. El basipterigio, un cartílago terminal de las aletas que los tiburones tienen en la pelvis, se alarga extraordinariamente introduciéndose hasta el final del clásper y dándole una rigidez que se mantiene durante toda su vida.
En muchas especies, este cartílago da lugar, en su parte terminal, a una pieza esquelética (el rhipidion) que se aplana y ensancha para procurar la dispersión máxima del esperma en el interior de los conductos genitales de la hembra.
Por último, los tiburones cuentan con una característica sorprendente que garantiza el éxito reproductivo: tienen dos órganos copuladores. Los cláspers son modificaciones del extremo de las aletas pélvicas y cómo estos animales cuentan con dos, ubicadas en los costados del ano, significa que tienen un repuesto por si algo falla durante el proceso de copulación.