Los peligros de procrastinar, ¿Por qué hacer mañana lo que se puede hacer hoy?

Los peligros de procrastinar, ¿Por qué hacer mañana lo que se puede hacer hoy?

A pesar de que se otorgaron todas las facilidades para llevar a cabo el cambio de placas en Puebla, muchos contribuyentes decidieron dejar pasar las fechas y ahora no encuentran citas disponibles para renovar sus láminas ni hacer el pago de su control vehicular. Aunque en numerosos casos las circunstancias económicas derivadas de la pandemia fueron determinantes para dejar de hacer estos pagos, la mayoría de los retrasos obedecen a la mala práctica de procrastinar, es decir, dejar todo para el último.

 

El “ahorita” o “en un ratito” son frases ligadas a la procrastinación, un acto que consiste en ir aplazando tareas a sabiendas de que no llevar a cabo estas acciones puede generar problemas más adelante. La procrastinación no solo afecta en las obligaciones de la casa, el trabajo, o metas personales, sino que también tiene efectos negativos en la salud física y emocional de las personas.

 

El término procrastinación proviene del latín procrastinare, que significa seguir dejando las cosas para más adelante, el mañana o el futuro. En estos casos, los pendientes no se terminan al siguiente día y se acumulan hasta producir una larga lista de cosas por hacer que termina generando estrés.

 

Alguien que procrastina sabe qué debe hacer, pero no lo hace y se va creando obstáculos falsos y barreras que le impiden culminar su cometido. En ocasiones, un factor para dejar las cosas para otro momento es el exceso de confianza y el estar seguro de que se pueden finalizar las tareas en el menor tiempo posible.

 

 

Las personas que más tienden a procrastinar son más propensas a dejar de organizarse, tener dificultad para tomar decisiones y no saber enfrentar los problemas. Además, también pueden perder la motivación de otras actividades y no son capaces de autocontrolarse.

 

De igual manera, quien procrastina genera incapacidad de manejar el tiempo personal eficientemente, deja de ubicar cuáles son las prioridades en su vida, se aleja de sus metas y objetivos y, según un estudio hecho por los investigadores Kolawole y Pittman en 2007, crea sensaciones de malestar derivadas de las tareas aplazadas. 

 

La procrastinación puede afectar otras áreas además de las abandonadas tareas, pues si se llega a un extremo se podrían afectar las relaciones con otras personas debido a nuevos hábitos destructivos y conductas que afectan a las interacciones con los demás, como la apatía.

 

 

Para evitar seguir con el mal hábito de la procrastinación, expertos recomiendan iniciar con las tareas difíciles en lugar de posponerlas y, si es posible, hacerlas por segmentos para que estas no sean tan abrumadoras.

 

También recomiendan preparar con anticipación las actividades a llevar a cabo y si alguna genera un problema o se nos dificulta, la sugerencia es parar inmediatamente para distraerse o pedir ayuda.

 

Por último, otro consejo es ser honesto con uno mismo y darle el tiempo suficiente que requiere a cada tarea, para así no crear falsas expectativas de que todo se puede hacer en menos de 24 horas.

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