El Partido Revolucionario Institucional (PRI), otrora el eje inapelable de la política mexicana, hoy se encuentra reducido a un mínimo histórico, tras retroceder una a una posición ante el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Ante ello, son varios los afiliados al partido que demandan que el dirigente nacional del tricolor, Alejandro Moreno, deje el cargo y permita avanzar hacia un reacomodo estratégico de fuerzas de cara a las elecciones estatales de 2023, en la que el PRI defenderá sus últimas dos gubernaturas: Coahuila y el Estado de México.
La Plataforma por la Refundación del PRI calificó de pésimos los resultados de Moreno al frente del partido y sostuvo que el dirigente nacional no sólo ha traicionado al tricolor sino también a México.
Los disidentes priistas convocaron a una conferencia de prensa para evaluar los resultados electorales de la jornada del 5 de junio, en la que el PRI perdió dos de sus bastiones históricos: Oaxaca e Hidalgo, ante los aspirantes de Morena.
Tres corrientes priistas, identificadas como Plataforma PRI, Movimiento Líder y Alianza Generacional, exigieron no sólo la renuncia de Alejandro Moreno sino de todo el actual Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor.
Encabezadas por Fernando Lerdo de Tejada, José Encarnación Alfaro y José Ramón Martell, estas fuerzas disidentes dentro del PRI convocaron, además, a una asamblea nacional urgente para reestructurar al partido en la que consideran una necesaria cirugía mayor.
Estas voces de oposición interna a la dirigencia de Moreno se suman a la del exgobernador de Tabasco y excandidato presidencial Roberto Madrazo, también priista, quien tras los comicios de junio coincidió con llamar al dirigente nacional a abandonar el cargo.
"Por el bien del partido y de México, Alejandro Moreno debe dejar la dirigencia del PRI para dar inicio a una dirigencia de consensos. Se debe convocar a la asamblea nacional para elaborar una nueva propuesta competitiva. Sólo aprendiendo del pasado el PRI puede aspirar a un futuro", consideró Madrazo el 8 de junio, tres días después del descalabro electoral del tricolor en Hidalgo y Oaxaca.