El lema de "primero los pobres" ha llevado al presidente Andrés Manuel López Obrador a impulsar un abanico de programas sociales que están al borde del colapso financiero por la falta de pericia para operarlos, pero también por la morosidad de sus beneficiarios.
Y es que las medidas del gobierno federal para impulsar el empleo o los negocios formales se ha centrado en la entrega de créditos a gente que no paga, así como programas de empleo temporal a jóvenes sin la supervisión necesaria que garantice su éxito.
Esta semana la Secretaría de Economía reportó que el Programa de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares tiene una cartera vencida del 99 por ciento, ya que 944,450 beneficiarios no han hecho ningún pago tras los cuatro meses de gracia concedidos.
La mayoría de los mexicanos que solicitó un #Crédito a la palabra ni siquiera intentó pagarlo, lo que generó faltante de más de 33 mil mdp al erario https://t.co/5AdOQZgaIQ
— REFORMA (@Reforma) June 3, 2022
Otro sector de 512,777 beneficiarios ha aportado el mínimo; mientras que solo 680 beneficiarios, que equivalen apenas al 0.04 por ciento, liquidaron el crédito obtenido entre el 2020 y 2021.
La respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador fue hacer un llamado a la gente que recibió uno de estos créditos a que pague y que no se atrase en su compromiso adquirido, descartando que el dinero entregado por el gobierno se vaya a convertir en fondo perdido.
Pero este no es el único programa que ha mostrado su fracaso, pues las llamadas Tandas del Bienestar que ofrecía préstamos a través del Banco del Bienestar alcanzó niveles de morosidad de hasta el 20 por ciento, por lo que desde junio del 2020 dejó de entregar préstamos personales.
Según la Secretaría de Economía, el programa Tandas para el Bienestar tuvo cerca de 851,000 beneficiarios entre 2019 y 2020, de los cuales el 83 por ciento no ha pagado los créditos promedio de $6,000; mientras que apenas 141,145 se mantuvieron al corriente en sus pagos.
83% de los beneficiados del programa Tandas para el Bienestar no ha hecho el reembolso de los créditos, alrededor de 6 mil pesos, o lo han realizado de manera parcial. https://t.co/Ff5jGAJ4o8
— Forbes México (@Forbes_Mexico) June 4, 2022
De acuerdo con expertos en la materia, la tasa de morosidad en estos programas es un problema pues de tratarse de una entidad bancaria que no estuviera respaldada por el gobierno federal, ya estaría bajo sendas investigaciones y supervisiones.
Pero en el caso del Banco del Bienestar existe un grave riesgo de que pueda convertirse en una entidad bancaria que termine en bancarrota y siendo rescatada por el gobierno federal con dinero público.
Los mismos expertos coinciden que el populismo con el que se concibieron los programas tampoco son el problema en sí, pues se trata de una falta de pericia para operarlos, pues no existieron estudios de por medio para evaluar la morosidad de los beneficiarios, su capacidad de pago y otros factores.
Y es que hay que recordar que, según la Secretaría de Economía, los principales beneficiarios de estos programas fueron personas de bajos recursos, de zonas de alta marginación, que buscaban emprender un negocio, pero su historial bancario les impedía obtener un crédito.
Es precisamente esa falta de capacidad la que les impedía obtener un crédito con otra entidad bancaria y que ahora tiene pendido de un hilo al Banco del Bienestar.
Los ninis con subsidio y sin vigilancia
Otro de los programas que ha causado gran revuelo en la gestión de Andrés Manuel López Obrador es el de Jóvenes Construyendo el Futuro, el cual consiste en una beca para jóvenes de entre 18 y 29 años que no estudian ni trabajan.
Los becados reciben $5,172 pesos mensuales por aceptar una capacitación en un negocio o una empresa que esté inscrita en el programa que opera la Secretaría de Bienestar y la Secretaría del Trabajo.
⚠️Estamos en periodo EXTRAORDINARIO de evaluaciones⚠️
— Jóvenes Construyendo el Futuro (@JovConFuturo) June 2, 2022
Del 01 al 06 de junio del 2022.
Accede a la página oficial del programa aquí:
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Las reglas del programa señalan que el joven puede capacitarse durante un año para adquirir experiencia laboral o aprender un oficio, recibiendo un salario a través del gobierno federal y dejando en manos del empleador únicamente su entrenamiento.
Pero el programa ha recibido a miles de jóvenes e inscrito a miles de empresas, lo que hace que existe una poca o nula vigilancia sobre el desarrollo real de los jóvenes y la legalidad de los recursos.
En redes sociales se puede encontrar ofertas laborales donde negocios piden jóvenes que se inscriban al proyecto para poder trabajar con ellos, pues finalmente se trata de mano de obra gratuita.
Pero en las mismas redes sociales hay testimonios de aprendices que acusan que no se respetan los horarios laborales que impone la plataforma, que es de 6 a 8 horas de trabajo por cinco días a la semana.
Asimismo, hay otros casos donde los aprendices solamente reciben la mitad, o menos, de la beca a cambio de no hacer nada más que la evaluación mensual en línea, mientras que el empleador se queda con el resto de la beca, bajo el precepto de darle $2,000 a un joven por no hacer nada.
Lo cierto es que sí existen jóvenes que aceptan esta truculenta forma de recibir dinero sin ir a aprender a trabajar.