Amable lector, seguramente en algún momento de su vida ha pasado por momentos incómodos con empleados de establecimientos o negocios que, pese a ser solo parte de la planta laboral, se sentían dueños absolutos del lugar.
Nos ha pasado a todos, ya sea con el mesero que se sentía “chef”, con el vendedor que se sentía supervisor o con el cobrador que se sentía dueño de la empresa.
Pues ahora permítame contarle la historia del gerente que se sentía “dueño”.
Hace unos años, específicamente en 2018, Imagen Poblana solicitó al gerente del entonces hotel conocido como “Rosewood” acceso a los vestigios franciscanos del Siglo XVI, a los cuales se entraba desde el interior de ese hotel, ubicado a un costado del Parque San Francisco.
Así se observan los sitios históricos, como la Plaza de Las Trinitarias y el túnel de Almoloya recuperados por el @Gob_Puebla.
— Imagen Poblana (@ImagenPoblana) May 31, 2022
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El motivo de esta petición era porque 15 días antes, este señor, de nombre Manuel Alvarado Leal, presentó el hotel ante la prensa y sintiéndose dueño, accionista, historiador y guía de turistas, permitió a reporteros visitar los vestigios que según “cuidaba” el hotel.
Aunque la petición se hizo de manera respetuosa y siguiendo todos los lineamientos, el señor Alvarado Leal se puso “digno” y prácticamente nos prohibió la entrada porque dizque estos vestigios estaban bajo el cuidado del hotel y nadie podía entrar, pues las autoridades se podían enojar.
Pero no aclaró si las autoridades gubernamentales o las del referido “gandalla” hotel.
Dice mi mamá: “Todo en esta vida se acomoda” y esto ya aplicó en el entonces llamado “Rosewood”, que después se llamó “Azul Talavera” y ahora ya tiene otro nombre, pues en un acto acertado el Gobierno de Puebla rescató todos los vestigios históricos que estaban a disposición del hotel y para los clientes del lugar que podían pagar -o pagan- cantidades exageradas de dinero tan siquiera por tomar un café.
Eso sí, nadie podía entrar a los vestigios franciscanos sin que el supuesto gerente, “dueño” y anexas, Alvarado Leal, autorizara la entrada. Nunca quedó claro si esa autorización era mediante una “módica” cuota.
De verdad, amable lector, hay que felicitar al Gobierno del Estado, a cargo de Luis Miguel Barbosa, por quitarle a ese hotel el control de algo que es patrimonio histórico de los poblanos, historia pura que tontamente el “gerentito” Manuel Alvarado Leal consideraba suyo.