En 2023 enfrentaremos una de las mayores crisis alimentarias de la historia: expertos

En 2023 enfrentaremos una de las mayores crisis alimentarias de la historia: expertos

Foto: Xinhua

Una inminente escasez de fertilizantes debido a las sanciones antirrusas podría tener consecuencias muy graves a medio y largo plazo. Los expertos coinciden: en 2023 al mundo le espera una de las mayores crisis alimentarias de la historia de la humanidad.

 

En la agenda internacional hay un tema al que no se le presta demasiada atención, aunque a mediano y largo plazo puede tener consecuencias aún más graves que el embargo de gas ruso. Se avecina una escasez de fertilizantes que puede significar que en los próximos meses innumerables agricultores de todo el mundo no podrán sembrar o lo harán de forma insuficiente.

 

"Si la perturbación continúa, es inevitable que los rendimientos sean significativamente menores a partir de 2023", declaró el presidente de la Asociación Alemana de Agricultores, Joachim Rukwied.

 

"En 2023, nos enfrentaremos a una de las mayores crisis alimentarias de la historia de la humanidad", agregó Matthias Berninger, ex secretario de Estado del Ministerio de Agricultura alemán.

 

Matin Kaim, un economista de Bonn, calcula que la crisis ucraniana podría provocar la muerte por hambre de unos 100 millones de personas. David Beazley, director del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, está de acuerdo y augura que un conflicto armado en Europa del Este tendría "consecuencias inimaginables".

 

Indicó que la escasez generalizada de alimentos desencadenaría nuevos flujos migratorios y provocaría una crisis que haría que la crisis migratoria de 2015 "pareciera un picnic en el parque".

 

Los fertilizantes se han vuelto inasequibles para muchos países pobres. Los grandes protagonistas de este mercado son las plantas de potasa situadas en los Urales rusos y Bielorrusia, que ahora están bajo un embargo occidental. Los fertilizantes nitrogenados no son una alternativa porque los precios del gas son ahora demasiado altos, lo que hace imposible producirlos a precios asequibles.

 

Brasil teme que se produzcan graves pérdidas en la producción agrícola como consecuencia de este hecho. La situación en África es aún peor. Debido a las condiciones climáticas, el cultivo de cereales no es posible en muchas regiones lo que tiene que ser compensado con las importaciones, que son cada vez más inasequibles para los habitantes del continente africano, indica el medio Compact.

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