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El conflicto entre Rusia y Ucrania, detonado el 24 de febrero, ha generado variaciones históricas en el costo internacional del barril de petróleo, un fenómeno que el Gobierno de Estados Unidos busca contrarrestar liberando su reserva estratégica.
El presidente del país norteamericano, Joe Biden, determinó esta estrategia con miras a regular los precios del crudo, por lo que ordenó liberar 180 millones de barriles durante los siguientes seis meses, es decir, 1 millón al día.
La reducción de disponibilidad de oferta rusa en el mercado de hidrocarburo, entre otros factores, ha generado un encarecimiento del petróleo disponible, por lo que la administración de Biden busca regular este escenario, consecuencia de las restricciones económicas impuestas contra Moscú.
La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) reconoció en un comunicado este 1 de abril que Rusia es el tercer productor de crudo del mundo y el principal exportador de esta materia prima, por lo que alteraciones de su participación en el mercado energético tienen un impacto global.
"La perspectiva de interrupciones de amplia escala a la producción rusa de petróleo está amenazando con generar una debacle en el suministro global de hidrocarburo", apuntó la alianza petrolera, en la que participan países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y Japón, implicados en las sanciones contra Moscú.
La IEA estima que el petróleo ruso cubre el 12% de las exportaciones mundiales y configura unos 5 millones de barriles al día, lo que significa que ni con la emisión estratégica de 1 millón de barriles diarios proyectada por Biden será suficiente para sustituir o paliar esta oferta.
Además, cerca del 60% del petróleo ruso suministra a Europa y un 20% abastece a China, indicó la alianza petrolera internacional.
La IEA llamó a los consumidores y gobiernos involucrados en el suministro internacional de petróleo a intensificar esfuerzos de conservación y reservas energéticas para enfrentar esta situación.
"Los ministros también discutieron la significativa dependencia europea del gas natural ruso, así como la importancia de acelerar el diálogo global con países productores de gas, incluidos países miembros de la IEA, para fortalecer los suministros confiables, costeables y seguros de gas", añadió la alianza.
