Son verdaderamente escandalosos los “desfalcos” en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) –la Conasupo de la 4T-- dados a conocer el más reciente domingo por David Colmenares, titular del órgano auditor de la Cámara de Diputados, tras practicar a esta dependencia, como a otras varias más, una auditoría forense sobre el ejercicio del presupuesto en el 2020.
Valga aclarar que esos 8 mil 636 millones de pesos aparentemente “desfalcados” en Segalmex, tanto como en sus dependencias Liconsa y Diconsa, no son definitivos. Éstos deben ser justificados, aclarados, en una etapa denominada de solventación (sic), y entonces sí presentar un resultado categórico.
Pero, de una vez se lo adelanto, una aclaración y/o justificación que Ignacio Ovalle Fernández, cabeza de Segalmex, nunca va a dar a conocer es el real destino de muchos de esos recursos.
Tampoco lo hará Bernardo Fernández Sánchez, recién destituido de la dirección de Operaciones de Liconsa, más por su parentesco con el “hermano” de AMLO, Julio Scherer Ibarra, que por presuntos actos corruptos en los que habría participado.
Al menos así se proyecta, luego de que columnistas que orbitan en la esfera de Jesús Ramírez Cuevas, el vo-vo-cero de Palacio Nacional, han insistido, subrayado y casi nos restriegan en la cara que Fernández Sánchez es yerno de quien hasta hace no mucho fuese titular de la Consejería Jurídica del Poder Ejecutivo Federal y asesor cercanísimo al señor López Obrador, por lo que el exagerado celo de Ramírez Cuevas lo hacía sentirse desplazado.
Un individuo llamado Hernán Gómez es prueba exacta de ello.
Ovalle Fernández, de otra parte, no tendrá problema alguno. El trato casi familiar que le dispensa quien hoy es Presidente de la República nació desde que aquél fungía como director general del Instituto Nacional Indigenista, durante el sexenio de Luis Echeverría, y le brindara al tabasqueño su primer cargo burocrático importante: ser delegado de esa dependencia en su propia tierra.
¿Y la leche, el frijol, el maíz?
De acuerdo con los resultados preliminares presentados por la ASF en su Informe Ejecutivo de la Cuenta Pública del 2020, las “irregularidades” más relevantes se encuentran en productos de consumo básico por los que se pagaron cantidades multimillonarias y que no’más no aparecen por ningún lado.
Que aparentemente no fueron entregados a Segalmex, ni a Diconsa y, tampoco a Liconsa.
¿Fue una transa?
¿Los productores cobraron por leche, frijol, maíz que no entregaron?
¿Desaparecieron por arte de magia?
O como se sospecha en círculos bien enterados, ¿fueron desviados a otros destinos?
Sí, destinos con los que la llamada 4T mantiene no sólo estupendas relaciones diplomáticas y políticas que obedecen a ciertas afinidades, pero que además padecen de restricciones comerciales dictadas por los distintos gobiernos estadounidenses, a partir de fines de la década de los 50’s del siglo anterior.
¿Cuba, desde hace más de 60 años?
¿Venezuela, más recientemente?
De ser así nunca lo sabremos con exactitud.
En primer término, porque la 4T actuará como el marido que le es infiel a su cónyuge: negará, negará, negará, siempre negará.
Luego, porque los funcionarios hasta ahora sólo destituidos de sus cargos –fueron cuatro-- no querrán arriesgarse a ser sujetos de una denuncia penal, amén de no querer traicionar sus convicciones ni romper con esa suerte de omertá que priva entre los cuatroteros 90% leales y sólo 10% eficientes.
Y tercero, pero más importante aún, para no provocar todavía más tensiones con el Ejecutivo y el Legislativo estadounidenses, autores de los embargos comerciales a los gobiernos cubano y venezolano.
¿Se imagina usted la reacción pública de los gringos?
Y vuelvo a subrayar pública porque sus servicios de Inteligencia ya deben haber informado de esto y más.
¿No cree usted?
Indicios
Este episodio me hace recordar aquel otro que se dio durante la época de la llamada “renovación moral de la sociedad”, donde quien la hacía la pagaba y el que no ¡también! Director de la paraestatal Azúcar, Everardo Espino de la O, fue acusado de supuestos manejos fraudulentos en la comercialización del dulce extraído de la caña. Nada más alejado de la realidad. Espino pagó con varios años de cárcel dos hechos que le ganaron la sed de venganza del círculo cercano al entonces Presidente Miguel de la Madrid. Uno, el que en una aparatosa van GM hubiese instalado equipo de espionaje con el que seguía los pasos de varios de los aspirantes a la candidatura presidencial del PRI, entre ellos el propio De la Madrid quien lo consideraba incluso parte de su familia y, dos, que los dineros no encontrados habían sido desviados por órdenes del propio Presidente JLP al pago de facturas periodísticas de promoción priísta a quien fue finalmente su abanderado. Salió de prisión sin recursos, porque pese a la mala fama que le construyeron no fue un pillo. Arsenio Farell, no obstante su carácter hosco tenía un buen corazón, le dio un sueldo y un escritorio en un rincón alejado, donde nadie lo viera. Luego el ministro Juan Silva Meza le dio un cargo mejor pagado con lo que ayudó a su familia a que Espino tuviera un sepelio decente. * * * Y sigue el peor “control de daños” de la historia y del mundo mundial por el escándalo de la Casa Gris de Houston. Ya lleva más de tres semanas en la palestra de Palacio Nacional y cada día amenaza con escalar a más y más y más. Con esos asesores, ¿para qué quiere adversarios el señor López Obrador? * * * Por hoy es todo. Mucho agradezco la lectura de este texto y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!