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Poco a poco, las cifras de contagios de COVID-19 en Puebla comienzan a estabilizarse y de acuerdo a las estimaciones de las autoridades sanitarias, la primera semana de marzo se presentará una baja considerable de nuevos casos.
Lo anterior muestra que Puebla soportó de buena manera el duro embate de la cuarta ola de COVID-19 derivada de la variante ómicron, que provocó cifras récord de contagios en solo 24 horas, llegando a presentarse más de 1,000 casos en un solo día.
La estrategia del Gobierno de Puebla fue mantener un ritmo vertiginoso de vacunación y de aplicación de refuerzo del antígeno contra el COVID-19, lo que derivó en una menor cifra de personas hospitalizadas, en comparación con las anteriores olas.
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Debido a esto, Puebla regresó esta semana a color verde en el semáforo COVID-19 de la Federación, que aunque sabemos que sirve para muy poco, demuestra la labor que se hizo en la entidad para contener la pandemia.
Puebla además ha tomado la decisión de colocar módulos permanentes de vacunación para mujeres embarazadas y rezagados, lo que incrementará los números de población vacunada en la entidad.
De esta manera, ya no hay pretexto para todos esos poblanos que no se han aplicado la vacuna o que aún no completaron su esquema, pues la vacuna estará al alcance de sus manos.
Cabe recordar que el 90% de las defunciones que se presentaron en esta cuarta ola de contagios fue de poblanos que no tenían ninguna dosis de la vacuna o que solo contaban con una dosis del antígeno.
Desafortunadamente, muchos poblanos han mostrado irresponsabilidad social al no tener como prioridad el recibir la vacuna contra el COVID-19, lo que también provoca que las muertes se sigan presentando diariamente.
Se espera que con todas las facilidades que está dando el Gobierno del Estado, la gran mayoría de los poblanos tengan el antígeno aplicado y se controle este virus.
