Melanie tenía 17 meses de vida, era hija única y su mamá era quien se hacía cargo de ella ante la ausencia de un padre. El pasado domingo sus abuelos la pidieron prestada para ir a cenar a Covadonga, sin saber que ninguno de los tres volvería a casa con bien.
Enrique, vestido completamente de negro y con el luto en el rostro, explica a Imagen Poblana lo difícil que ha sido para su familia enterrar en apenas cinco días a su hermano, su cuñada y a la hija de su sobrina, a causa de un percance que se pudo evitar.
Este viernes se hizo una misa y enterraron a Melanie, la tercera víctima mortal de un choque ocasionado por dos hombres que viajaban en estado de ebriedad sobre la carretera federal Puebla-Tlaxcala, pero que hoy están libres y sin que se conozca su paradero.
En entrevista, Enrique mencionó que el domingo por la noche viajaban en el taxi su hermano y su cuñada, quienes iban en el asiento del conductor y pasajero trasero, respectivamente; además, la mujer llevaba consigo a Melanie.
En la parte del copiloto viajaba un amigo del matrimonio, quien hasta el momento es el único sobreviviente del taxi, el cual quedó completamente destrozado luego del choque frontal con el vehículo Chevrolet Corsa.
Los cuatro iban a Covadonga, pero a la altura del kilómetro 7+500 fueron impactados de frente por un vehículo Chevrolet Corsa que era conducido a exceso de velocidad, por lo que al momento en que el conductor perdió el control cruzó el camellón y chocó contra el taxi.
Los dos hombres que iban en el Chevrolet Corsa presuntamente iban alcoholizados, pero al resultar con lesiones fueron trasladados a un hospital, mismo que abandonaron ayer por la mañana tras ser dados de alta.
Enrique acusa que las autoridades no hayan hecho nada para investigar el caso y que se le haya permitido al conductor marcharse sin hacerse responsable por la pérdida que le ocasionaron a la familia Torres, tanto material como moral.
Mientras tanto, la mamá de Melanie ha decidido no dar declaraciones por el momento; es más, aunque quisiera, el dolor que la embarga por la pérdida de su primera y única hija hace que el dolor en su rostro sea evidente y las lágrimas incontenibles mientras lleva consigo el peluche favorito de su pequeña.
