El escenario sofocante, abrumador y desesperanzador de la película “Soylent Green”, producción de Richard Fleischer estrenada en 1973, no se aleja de la realidad actual. Con 40 millones de habitantes, la ciudad de Nueva York se convierte en el infierno de la tierra y, con la avanzada tecnología, los habitantes no hacen más que ignorar el problema metiéndose en un mundo virtual.
Durante el filme, el espectador puede observar la lucha de clases -muy presente en la actualidad- que recae en lo absurdo: mientras la clase ostentosa habita en departamentos de lujo que incluyen “chichas mueble”, los demás ciudadanos duermen en las calles “amontonados” para no pasar frío.
Los precios exorbitantes para obtener alimentos frescos reflejan la creciente inflación en el mundo y, la solución a esta crisis “ficticia” es la creación de un alimento sintético elaborado -supuestamente- por plancton marino llamado Soylent Green.
Richard Fleischer, el creador de esta película, había imaginado un futuro catastrófico para la humanidad en los 70; sin embargo, él fallecería en el 2006 sin poder observar cómo el dramático filme se volvería una realidad 16 años después.
El calentamiento global y la contaminación, el aumento desmedido de la población, la insalvable brecha social o la proliferación de pantallas y experiencias digitales como vías de escape a una realidad insoportable son algunos de ejemplos que, a día de hoy, podemos observar en cualquier parte.
Aún cuando existen diversas cintas que parecen atinarle a los acontecimientos actuales (Metrópolis, El último hombre… vivo, Hijos de los hombres, Terminator…), esta película ha llamado la atención del mundo por su politicidad y precisión. Aunque los consecuentes hechos no ocurren precisamente igual, sorprende que la película sí muestra cómo el ser humano evita, de todas las formas posibles, salvar esta realidad.